jueves, 27 de octubre de 2016

Queremos que vuelvan: "Adiós Lucía"


Comentario sobre la novela Queremos que vuelvan de Miguel Ángel Santamarina, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

-¡Hola amigos! ¿Recordáis a mi compañera Austri, la que me ayudaba a comentar las lecturas? Ayer me encontré con ella, estaba un poco disgustada. He aquí,más o menos, nuestro diálogo:

-¡Hola María Ángeles! ¡Cuánto tiempo sin verte! Ya no me llamas para comentar lecturas y yo te sigo de todas las maneras. Comenzó el curso con las Cartas marruecas de Cadalso y aprovechaste los apuntes de tu alumno marroquí, me pareció bien, así combinaste lo del XVIII con lo del XXI. Y las Cartas marruecas tomaron nueva vida convirtiéndose en tus "cartas marroquíes", todo un documento vivo. Como recordarás, yo te eché una mano con las Noches lúgubres, del mismo autor. ¡A pesar de mi animadversión a la literatura que yo llamo del Insti! ¡Tuve lúgubres pesadillas!


Miguel Ángel Santamarina

Este mes estáis con una novela actual, de un autor joven y de Burgos: Queremos que vuelvan. Daba por supuesto que me llamarías y la compré. No me importó porque a mí me encantan las de suspense, los thriller como dicen ahora. Pasé un buen rato con su lectura y, ea, te perdono que no contaras conmigo. ¡Y estoy deseando asistir a la sesión de lectura del jueves 27! ¡Tengo un montón de preguntas para Miguel Ángel Santamarina!



-Disculpa Austri, no te llamé porque temía desvelar, spoilear como dicen ahora, y destripar la novela. Me impuse contar sin contar y preferí hacerlo sola, que tú cuando largas...¿Estás dispuesta a comentarla conmigo sin descubrir la suerte de los personajes principales? Seguro que tus comentarios son jugosísimos. Quedamos para mañana y hablamos.

Al día siguiente, paseamos por la orilla del río. Austri estaba deseando hablar del libro. 


-¿Qué es lo que más te gustó de Queremos que vuelvan? ¿Qué destacarías?

-Me gusta el personaje de Lucía, el alfa y la omega, el principio y el fin. Desde la Lucía del "que se jodan", airado e insolidario ante la imagen televisiva de los desaparecidos Bruno y Mario, hasta la Lucía dispuesta a asumir los mayores riesgos para sacar a la luz la segunda copia de los papeles, los que destaparían la verdad de lo ocurrido. ¡Y ella sabe muy bien cómo las gastan los malos de esta novela negra! ¿O no tan negra?


-¿Recuerdas como llegaron a sus manos aquellos papeles reveladores? Fue una luz que se encendió tras un interminable e infructuoso viaje en cuatro autobuses: Madrid-Albacete-Madrid-Burgos. 

-Aquel viaje que hizo para asistir al...

-¡Calla Austri! Leo:

"Una vez en Burgos...Decidió dar un paseo...Sus piernas la llevaron hasta la playa fluvial de Fuente Prior. Se dejó caer en la arena y allí, tumbada, vio amanecer.

-¡Ya hay que estar desesperada para pasar la noche ahí, sobre la húmeda arena y en compañía de los ánades! ¡De noche y en Burgos! Lo que dice aquí:
A las ocho, aterida de frío, tomó la resolución de ir hacia el centro...Las lágrimas volvieron a aparecer en su rostro. Al sacar un paquete de kleenex para secarse la cara, vio en el fondo de su bolso el resguardo de la empresa de mensajería...Se quedó helada al descubrir el nombre del remitente: Javier Redondo". 


Fuente Prior (Burgos)

-Sí y, ocho meses después, alguien que se presenta como "tu único amigo" ,"la policia", le advierte: "Si ellos supiesen que tienes esa segunda copia, ahora estarías muerta". Lo vería en un cuarto de hora, con una gorra negra y roja, en el banco donde solía sentarse mientras ve jugar a sus sobrinos. Dejaría su acomodada vida de tiíta solterona y acomodada, para jugarse la piel con tipejos como Severino. 

-¡Y los que están detrás, los peores, los de la "carne fresca"! ¡La gente principal que tú decías! El banquero de las erres y sus amiguitos. Puede acabar como el rumano Nicolae o como...




-Lucía parece dispuesta a arriesgarse. Se lo debe a Javier Redondo, al periodista desastroso, al héroe antihéroe de la novela, al ex novio al que abandonó precipitadamente en el primer capítulo. Pienso que aquel exabrupto, "que se jodan" iba, en realidad, dirigido a Javier, que Bruno y Mario le daban igual.

-¿Amor? ¿Cariño? Donde hubo fuego quedan brasas. A todo esto, no hemos dicho lo que pasó con Javier.
-¡Calla! Después del día 27.

-¡Una víctima de los programas de tele basura! ¿El sushi asesino? ¿El wasabi tóxico?¿Estaba conchabado el chef japonés con Lisandro, el locutor? El pobre Javier, acostumbrado a una dieta de copas Dalky y quesitos en porciones. ¡Regado con cerveza marca Día! 



-Mujer, tampoco digas majaderías. Lisandro lo contrata, para intervenir en sus "realitys" televisivos, tan sensacionalistas y manipulados que rayan en el ridículo. Sí, las comilonas forman parte de la manipulación, y la bebida. Todo está calculado para que la audiencia llegue a una conclusión unánime: "Javier era un fraude". 

"El periodista respiraba a duras penas, como si una piedra de una tonelada le oprimiese el pecho; sus intestinos le reclamaban evacuar con urgencia toda la comida ingerida con tanto deleite en la sobremesa; y su corazón amenazaba con explotar, incapaz de poder controlar ese volumen de pulsaciones."

-Lo del sushi asesino era una broma, mujer. ¿Y de Bruno y Mario? ¿No podemos decir si vuelven o no vuelven? En los textos en cursiva tenemos escenas muy crueles. ¿Qué pasa con sus padres, machacados por la desgracia y por los comunicadores lenguaraces? 

-No, Austri. Creo que es mejor que esperemos a la reunión de nuestro Club de Lectura, el día 27 de octubre, a las siete y media de la tarde, en la Biblioteca Pública de Burgos, la de San Juan, frente a San Lesmes, la Casa de Cultura de toda la vida. Escucharemos a nuestro profesor Pedro Ojeda y al autor de Queremos que vuelvan, el burgalés Miguel Ángel Santamarina. Estará abierta al público. ¿Asistirás?


-Asistiré. 

-Yo tal vez llegue un poco tarde, que la obligación es antes que la devoción; pero no faltaré. Prepara las preguntas, amiga.

Un abrazo para todos de María Ángeles Merino

Palabras en naranja tomadas de Queremos que vuelvan, de Miguel Ángel Santamarina, primera edición abril 2016, editorial Círculo Rojo, ISBN 978-84-9126-733-1. 

jueves, 20 de octubre de 2016

Queremos que vuelvan: "Carne fresca, se van a poner muy contentos".



Comentario sobre la novela Queremos que vuelvan de Miguel Ángel Santamarina, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

Ya huele a otoño de verdad en el Paseo de la Isla y, entre hojas caídas y olor por fin a humedad, Queremos que vuelvan me revela un sorprendente final. Pero Dios me libre de destripar o spoilear una novela que espera todavía multitud de buenos lectores.

 Me lo anticipó alguien cercano al Club de Lectura: ya verás cuando llegues al final. No eché en saco roto la opinión de quien había pasado su vida en juzgados, un lugar donde se destapan muchas sinvergüencerías, como hubiera dicho mi abuela. Bueno, ni mi abuela de Riocerezo, ni la de Córdoba, hubieran podido imaginar tamaño tinglado de crueldades; pero el caso es que mi amigo letrado tampoco. ¡Y en la gente más principal!

¿La gente más principal? Los villanos de la novela nos resultan muy familiares, aunque sean ficticios.

Como Rodrigo Carrascosa, banquero de muchas erres, que se preguntaba cómo esconder pérdidas de mil millones, que antes todo se podía achacar a lo de Leman Brothers, pero ahora "la fusión y creación del nuevo banco, y después la intervención del gobierno para evitar el colapso de una de las entidades financieras más importantes del país" le había dejado con el culo al aire. "Políticos de medio pelo, asociaciones de izquierdas, periodistas tenaces...", había gente decidida a destapar y a medrar "en aguas turbulentas". Mientras apuraba el tercer whisky, "sopesaba  las posibles salidas" y se convencía a sí mismo: "él sabía demasiadas cosas", "nada que temer", sólo cosas buenas: "una jugosa indemnización por su despido", "un buen puesto en una gran empresa", "varios sillones en diferentes consejos". Dejaría el montante a buen recaudo en Andorra o las Caimán, "dispuesto para costear sus pequeños excesos".


¡El lector no puede ni imaginar la índole de los pequeños excesos de Rodrigo y sus amiguitos! 

Amiguitos como Jorge Esparza, la gran esperanza de su partido, el político más deseado. Todo se fue al garete "por sus excesos" y "su impúdica ostentación". Pasearse de la mano de una yonqui de diecisiete años por el centro, en una capital de provincias, era un gran error en un país como España, donde tan importantes son las apariencias. "Verónica se cruzó en su vida y su carrera política se esfumó". Esparza se convirtió en un árbol caído del que su rivales hacen cachitos y Gómez, el inspector Gómez, un policia corrupto, se le tiró a la yugular:

"En plena exploración de nuevos mercados para surtir a sus retorcidos clientes, vio en Esparza un buen proveedor de material. A través de Verónica, el ex político había tenido acceso a lo más granado de los bajos fondos de los alrededores de la capital".  

¿Material fresco para retorcidos clientes? ¿Material humano para fiestas?

En relación a la desaparición de Bruno y Mario, el periodista Javier Redondo hablará de fiestas muy exclusivas, en el reality televisivo de Lisandro. Conducido arteramente por el locutor, al que imaginamos como una mezcla de Nieves Herrero y Jorge Javier Vázquez, dará cuenta de la misteriosa información recibida a través del misterioso ex policia:


-El conseguir acudir a esas fiestas, a esos ritos no está al alcance de cualquiera. hay que tener mucho dinero y muchas influencias. Estamos hablando de gente muy importante y muy relacionada con el mundo de la política y los negocios, incluso de la justicia.
...
-¿Esas personas de las que hablas tienen nombres y apellidos?

-Sí, y cuando sea el momento se sabrá-continuó el periodista espoleado por la promesa de Severino de entregarle una relación de todos los implicados en la trama...
...

-Una última pregunta: ¿qué pruebas tienes para afirmar que...?'

-Pruebas no tengo, pero estoy seguro de que así ha sido.

...Todas y cada una de sus palabras fueron refutadas y sometidas a un examen exhaustivo. Cuando terminó el especial, la conclusión a la que había llegado la audiencia era clara y unánime: Javier era un fraude.



Jorge Javier Vázquez

¡Qué plancha! Lo han de traicionado y ha de averiguar por qué. En la página siguiente, y en cursiva, leemos:

-...se acercó a la parte posterior del vehículo y golpeó el maletero con los nudillos:

-Carne fresca, se van a poner muy contentos.

¿Son Bruno y Mario "la carne fresca" que viaja en maletero? ¿Volverán?

¿Camina Javier Redondo hacia la victoria o hacia la derrota? ¿Triunfará la verdad o la mentira? ¿Será estéril la lucha contra la trama criminal? ¿Ganarán los que siempre ganan?

El final está en manos de Javier o tal vez de Lucía. No me parece oportuno contarlo, sólo os diré que me gusta porque deja una débil luz de esperanza. Una luz que se enciende después de ver amanecer en la playa fluvial de Fuente Prior, un lugar solitario y gélido a esas horas:

Playa fluvial de Fuente Prior

"A las ocho, aterida de frío, tomó la resolución de ir hacia el centro...Las lágrimas volvieron a aparecer en su rostro. Al sacar un paquete de kleenex para secarse la cara, vio en el fondo de su bolso el resguardo de la empresa de mensajería...Se quedó helada al descubrir el nombre del remitente: Javier Redondo".

"Un paquete para Lucía". Porque Lucía, a pesar de la separación y de la fuga, sigue enamorada del periodista Javier, con todos sus defectos. Y Javier sólo confía en Lucía.

¿Se cuelan los sentimientos en esta novela negra? Como dice Pedro Ojeda "aún les queda un resquicio para creer en el bien, en la solidaridad o en el amor".


Playa fluvial de Fuente Prior

Me resultó difícil esta entrada porque me propuse contar sin desvelar. Disculpad a la autora que ha hecho lo que ha podido. 

Un abrazo para los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

Palabras en naranja tomadas de Queremos que vuelvan, de Miguel Ángel Santamarina, primera edición abril 2016, editorial Círculo Rojo, ISBN 978-84-9126-733-1. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

Queremos que vuelvan de Miguel Ángel Santamarina. "Que se jodan".


Comentario inicial sobre la novela Queremos que vuelvan de Miguel Ángel Santamarina. para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

Aquella tarde soleada de septiembre, compré Queremos que vuelvan en la librería Luz y Vida. Entré en la cafetería Viva la Pepa, pedí un café con leche y un vaso de agua y me puse a leer un poco, frente a mi catedral. Salió a mi encuentro Lucía que había decidido viajar de Madrid a Burgos y le sobraba una hora antes de que arrancara su autobús. ¡La Continental! Sale del intercambiador de la Avenida de América, el ambiente allí no es muy agradable, y se mete en una cafetería, con la intención de comer un poco. ¡Vaya! Algo que hice yo tantos años, los viernes, cuando trabajaba en un pueblo de Madrid. Esa chica huye de algo, sí, un día observé a una así, en Hontanares, mientras devoraba un pincho de tortilla...La tarde es soleada y nada negra, un perrito beagle me distrae del libro. Saco la cámara. Hago la foto. Sigo leyendo. Ese Lisandro se parece a...No, es otro. 

Como os decía, nos quitamos la peluca dieciochesca y de cabeza al XXI, para leer y comentar Queremos que vuelvan del burgalés Miguel Ángel Santamarina, una novela tan actual que nos parece conocer ya a los personajes. 

Como en otras aventuras lectoras, lo primero es presentar al autor. Googleo y encuentro:

"Miguel Ángel Santamarina (Burgos, 1972), responsable digital en el grupo editorial de prensa laguiaGO! y travel blogger en elviajedesofi.com, debuta en el mundo del libro con el thriller Queremos que vuelvan. Actualmente, colabora en el proyecto literario Zendalibros.com con el blog La Orquesta del Titanic". 

Voy a elviajedesofi.com y descubro que se trata de un "blog de un viajes y recomendaciones para chicas". ¡Interesante! Pincho en la pestaña ¿Quiénes somos? y allí me encuentro con una presentación que hace de sí mismo Miguel Ángel Santamarina:


"Soy y vivo en Burgos. De hecho, conservo los amigos del barrio y de la escuela de toda la vida. Mi hija estudia en el mismo colegio en el que estudié yo, de pequeño. De hecho, mi vida ha transcurrido entre dos manzanas de un barrio del centro de la ciudad; a excepción de un pequeño período en la que me mudé al extrarradio"

Formado en el mundo del turismo. Experiencia comercial, en ventas y departamento financiero en el grupo Marsol. Actualmente, responsable online de Laguiago. Webmaster, editor y responsable de marketing en el blog de viajes elviajedesofi.com. Vicepresidente de la Asociación de Castilla y León TB. Blogger en Zendalibros.com y autor de la novela "Queremos que vuelvan”.

Tecnología variada, el equipo para correr, libros, los por si acaso… me llevo de todo en la maleta...


Tengo una predisposición natural por organizarlo todo y hacer de guía explorador...me gustan los retos y los desafíos. Por eso, si no estoy organizando un maratón mientras entreno para correr otro, estoy pensando en los cinco libros que voy a escribir. O en cambiar el running por el trail… El café sin azúcar es otro de mis vicios y no tomar mi dosis diaria afecta a mi carácter. La música, es otra de las cosas que me apasionan y sin la que no puedo vivir. Muchas de nuestras escapadas son para arrastrar a las chicas a algún concierto o festival."



¡Cuántas palabras en inglés! Trail, running, blogger, webmaster, marketing, on line...Cadalso no entendería ni papa, a pesar de que la aspereza británica formó parte de su educación cosmopolita; pero entendería el espíritu viajero y explorador de Miguel Ángel Santamarina. 

¡Qué escritor tan cercano! Burgalés de la zona centro, profesional del turismo, bloguero, viajero, organizador y explorador, amigo de los desafíos, los maratones, la música, la literatura y el café sin azúcar. Seguro que su barrio no cae lejos del mío, de los Vadillos. 

Me pongo con su libro, el primero de los cinco que va a escribir, ingresando en la corte literaria que él tanto admira, la de los "trovadores, bardos, rapsodas, prosistas y creadores de rimas que siguen tocando y entonando mientras nuestras vidas se dirigen hacia el iceberg". Para que los lectores soñemos con ser "algo más que una marioneta biológica", olvidando las cuerdas. 



¿Qué tipo de novela vamos a leer? Pedro Ojeda nos la encuadró ajustadamente, el 15 de junio , cuando la presentó en el MEH:


Queremos que vuelvan es "una novela ambientada en la España de 2012 con el mejor pulso de la novela negra". Pertenece a un género que "siempre ha tenido la intención de mostrarnos los lados menos amables de nuestro mundo, aquellos en los que son norma la hipocresía basada en las relaciones de poder y dinero, el cinismo, la tendencia a la violencia"

Bruno y Mario, dos adolescentes, carne fresca para unos degenerados y para los realitys televisivos, desaparecen una noche de 2012. ¿Secuestrados?¿Muertos?

"Cuando se despertó un haz de luz le cegó, devolviéndole a la oscuridad de la que creía que ya nunca saldría. Las costras de sangre, las lágrimas resecas y la intensa claridad del amanecer le impedían conseguir que sus doloridos párpados se mantuvieran abiertos más de tres segundos."(Página 31)

"...un aullido agónico recorrió el improvisado plató de televisión..."Queremos que vuelvan, queremos que vuelvan", ese era el estremecedor grito que salía del pecho de Rosa mientras se desplomaba al suelo entre los fallidos intentos de su marido por evitarlo. Un primer plano recogía la dramática escena...La escena era perfecta para este primer especial..."(Página

Hay un periodista parado y desgalichado, Javier Redondo, obsesionado por averiguar su paradero. Javier está "solo en esto" y tememos que se meta en la boca del lobo. ¿O no?  No lo sé, no puedo spoilearlo, que no he llegado todavía. Lo he hecho a posta, para evitar que se me escape y me tachen de "boca chancla". Spoiler, spoilear, si Cadalso levantara la cabeza. O Unamuno, que es el que viene después. 

"Eran las cuatro de la mañana y Javier seguía con los ojos fijos en la pantalla del ordenador, enrojecidos después de más de diez horas buscando en Internet..." (Página 17)

¿Existe realmente una organización dedicada al secuestro de jóvenes?-

"Al reunir toda la información, salió un patrón inquietante: todos eran jóvenes, de no más de diecinueve o veinte años, todos varones, todos con buena presencia, era como si alguien se hubiese esforzado por elegir a los más guapos..."(Página 103)

¿Un hombre misterioso?¿Conduce a alguna pista la abultada carpeta que Severino, un policia jubilado y senil, entrega a Javier?

"Eres un chico listo, saca titulares, coge algo de aquí y de allí y crea un bonito relato que no necesite ser contrastado con pruebas." (Página 104)

"Para el final...había una hoja suelta. En ella, en poco más de media cara, se hablaba del hombre misterioso. Se podía ver un número de expediente y las palabras información reservada al final del documento. (Página 105)"

La novela había arrancado con el grito de rabia acumulada de Lucía, su novia, ante la televisión que da la noticia: "Que se jodan". Unas palabras clave porque Santamarina nos ofrece un retrato de la sociedad española en crisis donde proliferan los "que se jodan", muchos han de joderse irremediablemente, no sólo los dos muchachos desaparecidos. Serán el alimento de voraces periodistas, políticos, banqueros, jueces, mafiosos...o el mismo sistema económico. "Que se jodan" podría ser el lema del liberalismo salvaje. 

"Para que la clase adinerada pudiera seguir siéndolo los próximos años, la clase media debía empobrecerse las siguientes décadas y la clase baja pudrirse en la miseria hasta el final de los tiempos" (Página 140)

"En el fondo, me dan mucha pena todos esos chicos con dos carreras y no sé cuantos másteres sirviendo pintas y beans en los pubs de Londres-explicó Rodrigo." (Página 70). 



¿Hay alguna esperanza? ¿Esta novela negra es negra del todo? ¿O encontramos algún resquicio donde asome el amor, la empatía, la solidaridad? ¿Es Javier Redondo un don Quijote que irremediablemente camina hacia la derrota? ¿O, por el contrario, ganará el bueno? 

Hasta la próxima entrada. 

Un abrazo de María Ángeles Merino para los que pasáis por aquí. Escuchamos la "pieza musical más triste de la historia", Adagio para cuerdas de Barber, la que el personaje de Lisandro insistía en utilizar en su programa como "la música del desastre".




Palabras en naranja tomadas de Queremos que vuelvan, de Miguel Ángel Santamarina, primera edición abril 2016, editorial Círculo Rojo, ISBN 978-84-9126-733-1. 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Cartas marruecas y cartas marroquíes (3)



Recordáis de dos entradas anteriores, mi encuentro con Mohamed, un joven marroquí que fue mi alumno en la escuela de adultos. Me habló de un trabajo escrito que había realizado en el instituto donde cursa bachillerato nocturno, en relación a las Cartas marruecas de Cadalso. Me lo envió junto a unos apuntes preliminares. Aquí tenéis los que se refieren a las cartas primera, segunda y tercera. Mohamed selecciona parte del texto y lo comenta colocando las palabras del escritor en un contexto actual. Son unas auténticas cartas marroquíes.


“He logrado quedarme en España...”

No fue fácil, mi padre pidió dinero a un prestamista y pagó al patrón de la patera. En sueños me persigue la memoria de aquel terrible viaje, bajo el sol, el agua salada, los vómitos y los compañeros amontonados. Vi cuerpos hinchados, ahogados. Después de dar gracias a Alá por haber llegado a tierra, me eché a andar sin rumbo, pasé sed y hambre, viví agazapado como un conejo, trabajé en el campo y en la construcción y recorrí España de punta a punta. 



Ahora tengo un trabajo de vigilante nocturno, en una fábrica de Burgos, y aprovecho la noche para estudiar. Pude traer a Fátima que encontró trabajo en una casa y ahora cuida a una señora muy mayor. Tuve mejor suerte que mi hermano Omar que sobrevive aquí con ayudas y algún trapicheo. 

“Me hallo vestido como estos cristianos, introducido en muchas de sus casas, poseyendo su idioma, y en amistad muy estrecha con un cristiano…”

Hace mucho que cambié el caftán y la chilaba por el pantalón y la camiseta; pero no he conseguido evitar las miradas recelosas, tampoco Fátima se libra. Yo no la impongo el hiyab, mas ella considera importante llevarlo, algo que le ha cerrado muchas puertas. También le gusta llevar caftanes de telas brillantes, me pregunto qué se pondrá nuestra pequeñita cuando sea mujer. No debería preguntármelo, será inevitable que Nadia vista como las españolas de su edad. Será una buena musulmana o lo que ella quiera, a ti te lo digo profesor, nunca diría esto delante de los míos. ¡Qué difícil es el "justo medio"! 



Sí. Me invitan a las casas de algunos amigos españoles o ecuatorianos y yo les he invito a la mía; no muy a menudo, me siento más cómodo en la de mis compatriotas. Sus celebraciones religiosas me resultan extrañas y a ellos las nuestras. Yo no entiendo lo del bautismo o la primera comunión y a ellos no les cabe en la cabeza el ayuno del Ramadán. 

En cuanto al idioma, obligado te veas, cada vez me manejo mejor en español, aunque no escriba tan bien como Gazel. Tengo un buen recuerdo de las clases de la escuela de adultos, me sirvieron de base para seguir estudiando. No olvido mi lengua ni mi cultura, en la biblioteca pública me prestan algunos libros en árabe.



“Observaré las costumbres de este pueblo...”. 

He llegado a una amistad muy estrecha con Juan, un compañero de trabajo que se esfuerza en explicarme las costumbres de “un país más ameno que el mío, y más libre". La televisión actúa como canto de sirena, los jóvenes marroquíes ansían, ansiamos, escapar de la pobreza y la tiranía. Desde África se ven las luces pero no las sombras. 


Un astronauta de la NASA retrata el estrecho de Gilbraltar desde la estación espacial. "Parece que España está flotando lejos de África"

“Procuraré despojarme de muchas preocupaciones que tenemos los moros contra los cristianos, y particularmente contra los españoles”. 

Es difícil sacudirse los prejuicios, nos cuesta a  los moros y mi amigo Juan me asegura que no menos a los cristianos. Los viejos de la Plaza Mayor me hablan de los moros que trajo Franco, en la guerra civil, que tanto miedo causaban. 



Y, al redactar este trabajo, no faltaré a la verdad, seré sincero, aunque sólo se trate de la tarea de un estudiante. Como decía el joven Gazel al viejo Ben Beley : “… tú me enseñaste a amar la verdad. Me dijiste mil veces que faltar a ella es delito aun en las materias frívolas”. Es lo mismo que me inculcaron en mi infancia, en Tetuán. Confío en que Alá haya concedido a algunos de mis viejos maestros “una vejez sana y alegre”. Pero me temo que hayan muerto, los ancianos no disponen, en Marruecos, de cuidados médicos y medicinas, como aquí. Me gustaría traer a mis padres conmigo, sobre todo a mi madre, casi ciega por unas cataratas que aquí operarían fácilmente.





"Los europeos no parecen vecinos, aunque la exterioridad los haya uniformado"

No he podido viajar por Europa, pero tengo muchos familiares en Francia, en Bélgica y en Alemania. Cada país es un mundo, aunque diga mi primo Abdel que le parecen  todos iguales, tan rubios, tan blancos, tan sonrosados. Me cuentan que son más "cerrados" que los españoles, que cuanto más arriba más frío, en todos los sentidos.Tampoco todos los españoles son abiertos y simpáticos. Los emigrantes lo tienen difícil en todas partes, es la verdad.

"Aun dentro de la española, hay variedad increíble en el carácter de sus provincias. Un andaluz en nada se parece a un vizcaíno; un catalán es totalmente distinto de un gallego; y lo mismo sucede entre un valenciano y un montañés. Esta península, dividida tantos siglos en diferentes reinos, ha tenido siempre variedad de trajes, leyes, idiomas y moneda".

Aunque haya vivido en distintas comunidades autónomas y sepa de esas diferencias, no he de hablar con ligereza. ¡Decir sin más que los andaluces son alegres, los vascos comilones o los catalanes tacaños! El señor Cadalso me dice que entre bien en su historia, que haga preguntas, apunte mis reflexiones y me tome tiempo antes de juzgar. 



«La península llamada España sólo está contigua al continente de Europa por el lado de Francia, de la que la separan los montes Pirineos. Es abundante en oro, plata, azogue, piedras, aguas minerales, ganados de excelentes calidades y pescas tan abundantes como deliciosas. Esta feliz situación la hizo objeto de la codicia de los fenicios y otros pueblos".

¡Feliz situación la de aquella Iberia opulenta! Ahora España es un país que lucha por superar la crisis. ¿Pobre? ¡Cuántos prefieren o preferirían la pobreza española! Como dice Viorel, mi amigo rumano: ¿Crisis? ¡Si están los bares llenos!

Volvamos a Cartas marruecas. Gazel enferma, Nuño le acompaña y le cuenta la historia de España. Mi amigo Juan me hizo muchas visitas en el hospital, cuando me operaron de apendicitis. Pero sólo hablamos de fútbol, algo muy importante en este país. Uno de los ancianos de la tertulia de la Plaza Mayor fue profesor de historia y se presta, en ocasiones, a ser mi Nuño Nuñez. Me amplía lo que estudio en las aulas. Me comenta, divertido, que, cuando era pequeño, los libros escolares pintaban a los fenicios como unos aprovechados que cambiaban telas teñidas y piedrecitas de colores por pepitas de oro y plata. ¡Y que ahora llaman fenicios a los catalanes!



¿Y los romanos? Los soberbios "dueños de lo restante del mundo" encontraron aquí "una resistencia extraña y terrible". Los numantinos, después de catorce años de sitio "incendiaron sus casas, arrojaron sus niños, mujeres y ancianos en las llamas, y salieron a morir en el campo raso con las armas en la mano". 

"Si los romanos conocieron el valor de los españoles como enemigos, también experimentaron su virtud como aliados". Qué otra cosa podían hacer, porque "Roma se hizo señora de toda España". 


Numancia

Y en la España de ahora ¿quiénes son los romanos? ¿Quién manda aquí? ¿Será la señora Merkel con su ssspanien en la boca? ¿Los de Bruselas? ¿Los Estados Unidos? ¿Los grandes capitalistas que ya no tienen patria? Porque yo veo las calles principales de las ciudades españolas llenas de nombres extranjeros. 

Pero vinieron los malos que eran unos bárbaros. 

"Largas revoluciones inútiles de contarse en este paraje trajeron del Norte enjambres de naciones feroces, codiciosas y guerreras, que se establecieron en España".

De esos "enjambres" Cadalso debe saber bien poco y lo despacha con lo de "inútiles de contarse".

El viejo profesor sonríe ante estas palabras de Cadalso: "Pero con las delicias de este clima tan diferente del que habían dejado, cayeron en tal grado de afeminación y flojedad, que a su tiempo fueron esclavos de otros conquistadores venidos de Mediodía".




Iglesia visigoda de San Juan de Baños. 


¿Los godos afeminados y flojos? ¿Por culpa del clima? ¿Les afectó el calor? ¿Sólo rendían ante el áspero y frío clima del norte de Europa? No lo es menos el de Burgos. Parece ser que sufrieron las consecuencias de la desunión entre ellos. El último rey godo, don Rodrigo, perdió España por la traición de otros godos, partidarios de otro rey. 

Los godos huyen y llegan los malos más malos, los míos, los pueblos del norte de África. ¡Los musulmanes! Pero ahí estaba don Pelayo "uno de los mayores hombres que naturaleza ha producido". Me dice el profesor jubilado que mucho de lo que cuentan de él es leyenda, que era un rey asturiano que se enfrentó a los musulmanes en la batalla de Covadonga, una escaramuza de resultado incierto, pero que le permitió afianzar su poder. ¡Y contó con la ayuda de la Virgen María! 

"Desde aquí se abre un teatro de guerras que duraron cerca de ocho siglos. Varios reinos se levantaron sobre la ruina de la monarquía goda española, destruyendo el que querían edificar los moros en el mismo terreno, regado con más sangre española, romana, cartaginesa, goda y mora de cuanto se puede ponderar con horror de la pluma que lo escriba y de los ojos que lo vean escrito". 

Mi anciano amigo me explica que los reinos cristianos coexistieron durante casi ochocientos años con el Al Andalus. Que ambos espacios comerciaron e intercambiaron conocimientos, pero también pelearon por el territorio peninsular. Pero que en la escuela se lo contaban como si hubieran estado ochocientos años sin tregua, dale que te dale a la espada. 



Tal vez Cadalso, un hombre muy racional y razonable, ponga en boca del personaje Nuño la versión histórica que era normal en su época y confíe en que el lector reflexione sobre aquel "teatro de guerras". ¿Teatro?

Y llega lo que el escritor considera como modelo de monarquía hispánica, la de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, incorporadores de "tantas provincias tan diferentes en dos coronas". Podrían haber dejado a sus herederos un "imperio mayor y más duradero que el de la Roma antigua", pero les faltó un heredero varón y la corona pasó a "la Casa de Austria la cual gastó los tesoros, talentos y sangre de los españoles por las continuas guerras que, así en Alemania como en Italia, tuvo que sostener Carlos I de España". 



Me explica mi viejo amigo que, para Cadalso, la decadencia española comienza con Carlos V y Felipe II. Sin embargo, ahora se suele hablar de decadencia a partir de Felipe III. Los libros escolares del franquismo decían "Carlos I, campeón de España y de la cruz". Un campeón que derrochó "tesoros, talento y sangre de los españoles".

"Murió dejando su pueblo extenuado con las guerras, afeminado con el oro y plata de América, disminuido con la población de un mundo nuevo, disgustado con tantas desgracias y deseoso de descanso".

Consulto cualquier libro de texto actual de la asignatura de Historia. Invariablemente el siglo XVI es apogeo y el siglo XVII  es crisis. Tenía razón Cadalso: España quedó extenuada por las guerras de unos reyes empeñados en mantener y agrandar la enorme finca familiar de los Austrias. El oro y la plata de América poco afeminaron al pueblo español, que pasaban enseguida a las manos de los banqueros genoveses. A la muerte de Carlos II "no era España sino el esqueleto de un gigante".


Al final, Gazel extrae cinco conclusiones: la ausencia de paz en casi dos mil años, la costumbre de aliar guerra y religión adquirida en la lucha contra "los descendientes de Tarif", el desprecio por el comercio y la industria, la vanidad de la nobleza y la escasa afición de muchos a las artes mecánicas, tan distraídos que están en manejar los caudales de las Indias.

Ahora no hay batallas contra "los hijos de Tarif", pero la guerra se hace de otra manera.¿Qué es el terrorismo sino guerra? ¡En nombre de Dios nunca! ¡Menos aún en nombre de Alá, el clemente, el compasivo, el misericordioso!




Deseo lo mejor `para este país que me ha acogido, que crezcan los caudales y se inviertan en el comercio y la industria, para que haya pan y trabajo para todos. 

Hasta aquí los apuntes de Mohamed para el comentario de las tres primeras de las Cartas marruecas. Como muestra es un buen botón. Un Gazel del XXI, tan racionalista y amigo del saber como el personaje de Cadalso. ¿Me decís que Mohamed no existe? Gazel tampoco. Sería bueno que existieran. 

Para la lectura de octubre, nos quitamos la peluca dieciochesca y de cabeza al XXI. Leeremos y comentaremos Queremos que vuelvan del paisano Miguel Ángel Santamarina, una novela tan actual que nos parece conocer ya a los personajes. Pero son otros. 



Un abrazo para todos los que me visitáis:

María Ángeles Merino

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/cartas-marruecas--0/html/p0000001.htm#I_1_