lunes, 23 de mayo de 2016

Por los bosques de Sherwood

Buenas, amados lectores.

La Mosca Cojonera de este blog que viaja y viaja ha vuelto.

No es que hubiera dejado de viajar, pero han sido viajes cortos de poca enjundia y menor chicha. Pero, acabo de volver de un viaje de una semana a Inglaterra que da para contar varas cosillas, y echarnos unas risas a costa de la Pérfida Albión.

Lo primero, el destino. Se escribe Loughborough. Como se pronuncia ya... depende. Si eres inglés y lo quieres pronunciar mal aposta, entonces dices 'Lugaboruga'. Si lo quieres pronunciar para que te entiendan, entonces es algo así como 'loff-bra', o, 'loff-bora', pero con la 'o' de 'bo' muy cortita. ¿Y donde está Loughborough? Pues entre Nottingham y Leicester. Que no se pronuncia 'leisester', sino 'leister' o 'lester'. Y también cerquita está Birmingham, que se pronuncia 'bermingam'. Si es que el inglés a veces es más complicado que el alemán. En alemán una 'a' es una 'a', y un 'schw-' es un 'schw-' y todo el mundo lo entiende.

Pues aunque no lo parezca, el lugar este está un poco lejos. Son dos horas de avión a Londres. Luego, una hora de metro hasta la estación de St. Pancras, donde ya te coges el tren y tras otras dos horas de viaje en el East Midland Train, llega uno por fin a Loughborough. ¿Qué tiene este sitio de especial? Pues aparte de la peor pizza que un tío de Trip Advisor haya probado en su vida,

una universidad que es más grande que el propio pueblo. Un autobús te lleva de la estación a la uni en apenas 20 minutos. Pero ir andando de la uni al centro del pueblo son 30 minutos. 20 de ellos solo para salir de la universidad. Y del pueblo a la estación son otros 15 minutos más andando, por cierto.

Lo que me traía a estos lares es lo de siempre. Trabajo. Que como bien saben mis lectores, no impide mis ratos de turismo. De ahí que sepa perfectamente el tiempo que se tarda en llegar andando entre sitios.

La Universidad

Gigantesca. Creo que ese es el palabro. Amplias zonas residenciales, supongo que para estudiantes y profesores. Y muchas zonas deportivas. De hecho, para las olimpiadas de 2012 en Londres, el equipo británico estuvo en esas instalaciones entrenando. El vicerrector el primer día ya hizo loa y ensalce patrio de los logros de sus deportistas. Los más mejores, oigan. Y todo gracias a haber entrenado en L'boro. Os dejo por aquí unas fotitos de lo que parece el rectorado

y los verdes campos de fútbol, rugby y cricket. Ese deporte que nadie salvo los ingleses y sus colonias entienden. Una especie de Baseball (béisbol) raro. Se alternan quien batea, corren de un lado para otro, atrapan la pelota... pero después de cinco días de partido (sí, cinco días dura un partido) te ponen un resultado, y nunca sabes quien ha ganado hasta que lees la coletilla "India gana a Inglaterra gana por dos wickets". El caso es que mirando el marcador nunca sabes de donde sale esa diferencia de 2, y menos aún que es un wicket de esos.

Loughborough

Ya os digo que poca cosa que ver. Un centro peatonal pequeño, una pizzería muy mala (según un tío de Trip Advisor), y como toda localidad inglesa que se precie, un parquecito, Queen's Park.

Y algo de historia. Este lugar tiene una fundición donde se hicieron las campanas que hay en la catedral de St. Paul en Londres. El molde lo tienen en Queen´s Park. Y también tienen un carillón/monumento a los caídos durante la primera guerra mundial. Y un aviario con pajaritos. Al día siguiente, un australiano que había estado también por ahí me contó que le sorprendió ver en el aviario pájaros que eran típicos de Australia. Pero no me pregunten cual es.

Es un rinconcito bucólico donde tomarse unas 'chips'. Que por cierto, cada vez hay menos 'Fish & Chips'. Proliferan en cambio los kebabs y las pizzerías (incluidas las que sirven las peores pizzas según un tío de Trip Advisor). Se está perdiendo la rica cocina británica, consistente en pez con patatas fritas, y ... eh..., bueno..., las judiitas con tomate del desayuno (de las que dan gases), acompañadas de bacon y salchichas.

Otra cosa que también abunda en L'boro son aficionados de fútbol del Leicester City. Resulta que este año han ganado la liga contra todo pronóstico. Así estaban de contentos. El lunes hicieron el típico desfile de campeones. Lo ví en la tele. Y bueno, también lo noté porque estaba cerca de la estación y de pronto llegaron hordas de aficionados con sus colores, y bufandas y trompetas. Para tener una idea del acontecimiento, creo que sería el equivalente a que ganara el Alcorcón la liga. O algo así.

Leicester

No es que me fuera por mi cuenta y riesgo, sino que entre las actividades de ocio que nos habían programado (oiga, que cinco días de reuniones son muy pesadas!), pues nos llevaron al museo del espacio de Leicester. Allí estuvimos cenando, y luego pudimos ver un poquito del museo. Naves Soyuz, trajes espaciales, y trajes espaciales caninos. Muy útiles, creo yo, para los días de lluvia. Aunque no se si Shiro y Haru (mis dos perrines) pensarán lo mismo.

Viendo el fútbol

Entre día y día, las tardes se hacen largas si no hay gran cosa que hacer. Más aún si el pueblo, como ya he dicho es pequeño y se ve en un pis pás. y además está a 20 minutos andando. Podría haber ido a probar si la Pizza estaba tan mala como decían (de verdad, que me he quedado con las ganas), pero pa qué. En cambio, aprovechando que teníamos piscina gratis en el hotel me fui nadar un rato. Y luego a la sauna. Me sorprendió no ver al finlandés allí. Por lo visto no se había enterado de que había una.

Todo ello para hacer tiempo mientras llegaba el gran evento del miércoles: la final de la Europa League (anteriormente conocida como copa de la UEFA), que enfrentaba al Liverpool con el Sevilla. Me fui al comedor del hotel, con la esperanza de encontrar algún fan del Liverpool. Había uno. Con su bufanda y todo. Cenando con colegas. Me senté detrás, con mi cena y mi cerveza, en los pocos sitios libres que había. Y se me sentó al lado un Irlandés, también para ver el fútbol, aunque tampoco es que fuera un fan, fan. Pero bueno, para tener un poco de charla de vez en cuando, me valía.

Primera parte, Liverpool marca. El aficionado del Liverpool muy contento, saltando, dando botes de alegría.

Segunda parte. Mete el Sevilla uno. El Liverpuliano se lamenta.

Mete el Sevilla el segundo. El Liverpuliano ya despotrica "Fuck, fuck, fuck...". El irlandés y yo riéndonos discretamente mientras le vemos sufrir.

Mete el Sevilla el tercero. El Liverpuliano se levanta, agarra la bufanda, y a un tris estuvo de tirarla al suelo. Se aguantó, pero el pobre ya se hundió en el asiento y no se supo más de él. Consideré oportuno no acercarme a hablarle con acento andaluz, por si acaso.

Y así pasamos la tarde del Miércoles.

Nottingham

Viernes, por fin terminado el trabajo, y tengo la tarde libre, junto con el día siguiente antes de llegar a casa. ¿Qué hacer?. Pues ya que estas tierras están en las cercanías de lo que alguna vez fue el Bosque de Sherwood, me cogí un tren para ir a Nottingham en busca de Robin Hood. 20 minutos de tren, estaba cerca.

Nottingham es más grande que L'boro. Es ya una ciudad, con una amplia zona peatonal, y varias iglesias. Esta debía estar dedicada a San Baco, o San Dionisio, porque han acabado por convertirla en un bar restaurante.

Pero yo a lo que iba era a buscar un Errol Flynn en mallas verdes. Y lo encontré al pie del Castillo de Nottingham.

Luego, por la ciudad hay repartidos algunos carteles contando lo que es una leyenda, y lo que puede que haya de realidad en ella. Por lo visto Robin de Locksley era un chaval hábil con el arco. Un hombre le retó a que no era capaz de matar un ciervo del Rey. Como suele suceder, las palabras mágicas suelen ser "no hay huevos a..."... y los tuvo, cosa que enfadó mucho al hombre este, que intentó matar a Robin. Robin se defendió y se cargó al hombre. Y de ahí se convirtió en proscrito. Curioso lo de matar al hombre, pues lo de matar al ciervo ya estaba prohibido de por sí. Solo matar al ciervo ya le convertiría en proscrito. Había otros carteles que hablaban de cuando Robin se encuentra con John Little, un tío de 7 pies de alto, con quien se pelea con palos para pasar por el tronco que cruza un río. Robin acaba en el agua, y John Little acaba siendo Little John (Pequeño John).

No pude localizar todos los carteles con las historias de Robin Hood, así que no se mucho más. En total, estuve unas dos horas paseando por Nottingham. No mucho más, pues al día siguiente me volvía, y tenía prevista una parada mucho más interesante.

Bletchley Park

Porque de mi viaje a Inglaterra, lo que realmente me hacía ilusión era pasar por este lugar. Tuve para ello que madrugar mucho, y coger un tren a las 7.20 de la mañana con destino a Londres St. Pancras. Allí dejé la maleta en la consigna, y con el único peso de la cámara de fotos, coger otro tren desde la estación vecina de Euston hacia Bletchley.

En este lugar hay un parque muy especial. En 1938 se organizó una especie de fiesta, que en realidad era una visita encubierta del GC&CS (Government Code and Cipher School), una organización del gobierno dedicada a la criptografía. El objetivo era evaluar si ese lugar era apropiado para la que se venía encima, que era ni más ni menos que la segunda guerra mundial. El servicio de criptografía se estableció en una mansión de este parque, y alrededor construyeron una serie de barracones donde varios criptógrafos trabajarían durante la guerra para romper los mensajes interceptados a los alemanes. Entre estas personas, todo el mundo conoce a estas alturas a Alan Turing, y su papel en el descriptado de códigos alemanes.

Aunque el lugar se desmanteló tras el fin de la guerra, se han reconstruido varias partes. Entre ellas los famosos barracones ('huts'). Mientras la mansión principal se usaba para los menesteres administrativos, en los barracones de madera, supongo que bien fríos y húmedos, los criptógrafos se exprimían los sesos para descifrar los mensajes que continuamente iban y venían vía motoristas.

Aquí, el despacho de Turing:

Si Turing se ha llevado la fama por inventar una máquina, la 'Bombe', que permitía el descifrado de la máquina Enigma de los alemanes casi de forma industrializada, también se merecen una mención las WRNS ('wrens', Women's Royal Naval Service), las operadoras reales de las máquinas. Al final de la guerra había unas 200 bombes funcionando en barracones, que eran poco menos que pequeños infiernos con estas ruidosas máquinas, que generaban bastante calor. Las WRNS trabajan en turnos de 8 horas sin descanso, configurando las máquinas según les decían, y comprobando los resultados.

También hay que recordar a Gordon Welchman, quien contribuyó a mejorar la Bombe, y se centró en descifrar los mensajes de la Wehrmacht (Ejército de Tierra) y de la Luftwaffe (Aire). Turing se centró en la Kriegsmarine (Armada), que poseía la Enigma más complicada de todas.

Pero alguien muy olvidado es Dilly Knox. Dilly Knox fue quien contrató a Turing y Welchman. Trabajó como criptoanalista durante la primera guerra mundial, y fue capaz de descifrar códigos Enigma ya en 1937 sólo con papel y lápiz. La importancia de Turing y Welchman está en poder 'semiautomatizar' el proceso de romper los mensajes, pero desde luego, sin el trabajo de Knox hubieran tardado bastante más en hacerlo. Por desgracia, Knox murió en 1943, y no llegó a ver el fin de la guerra.

Y a su vez, Knox hubiera tardado un poco más, de no haber sido por el trabajo previo de Rejewski, Zygalski y Rozycki. Matemáticos polacos, que a principios de los '30 ya habían roto el código Engima. También ellos tienen su rincón de reconocimiento en Bletchley Park.

Un lugar con mucha historia, y que merece la pena visitar.

Vuelo de vuelta

Si alguien se cree que esto ha terminado, se equivoca. Queda la traca final.

Porque tras estar varias horas paseando entre máquinas y barracones, tenía que volver a Londres para recoger mi maleta, montarme en un metro que tardaba una hora hasta el aeropuerto, cenar algo rápido y montarme en el avión que me llevaría de forma rápida y segura a casa.

Pues ni rápida, ni segura.

19:10 hora local de UK. Montados en el avión, comenzamos a rodar de camino a la pista de despegue. Entretenido leyendo el libro de Dilly Knox que me he comprado en Bletchley, de pronto me doy cuenta que llevamos un rato parados.

Nos habla el comandante, que debido a lo que en un alarde de imaginación sin precedentes denomina "problema técnico", nos vemos obligados a volver a la puerta de embarque para solucionarlo antes de despegar. Murmullo generalizado en el avión, porque resultó estar lleno de españoles. El típico grupo de excursión, no se si del imserso o similar. "...que nos cambien el avión..."

Sin bajarnos del avión, estamos un rato esperando, y por fin el comandante vuelve a hablar: "Ha venido un ingeniero, ha reiniciado el sistema y ya no salta la alarma que teníamos. Vamos a volver a intentar despegar, y esperemos que esta vez no haya problemas".

Ojo al lenguaje: yo al menos, noté que el comandante no estaba muy seguro de que el problema estuviera solucionado. Al fin y al cabo, lo que el ingeniero ha hecho es simplemente apagar y volver a encender el ordenador de abordo. Es de primero de informática. Si algo no funciona "sales y vuelves a entrar"

Pues nada, volvemos a rodar hacia la pista... y tal como temía el comandante el "problema técnico" volvió a aparecer, con lo que dimos media vuelta sin intentar despegar. En este punto, los nervios del grupo de españoles estaban a flor de piel "que nos cambien el avión", "esto no puede ser" "que traigan otro desde Madrid"... todo el mundo sabe lo que debería de hacerse. Los pobres azafatos y azafatas se las veían negras: "Por favor, manténgase sentados hasta que lleguemos"... na, todos los españoles levantados y pululando arriba y abajo del avión.

Como parecía que iba para largo, me puse a hablar con mi compañero de asiento. Era un americano, iba con su hermano a Madrid desde Chicago, vía Londres. Habían llegado a las 9 de la mañana para poder ver un poco la ciudad antes de ir a Madrid. Yo estaba ya cansado y deseando llegar a casa después de una semana en Inglaterra. Pero creo que lo suyo era peor, porque llevaban ya casi 24 horas de viaje.

Pues llegamos por fin a la puerta de embarque, y de nuevo, sin bajarnos del avión, comienzan a trabajar en él otros ingenieros. Al menos nos sirvieron agua, pero mi intento de que nos sirvieran la cena gratis no coló.

Otro ratillo después, por fin se oye que nos abrochemos los cinturones que nos vamos. Esta vez con seguridad, parecía que ahora sí, estaba todo arreglado. A la tercera. Comenzamos a retroceder, ya los 10 o 20 metros paramos, y el comandante nos comunica que volvemos a la puerta de embarque... (aplausos, risas, sornas varias) ... porque no es que el avión no esté reparado, sino que un ingeniero se ha dejado algo sin terminar. Algo así como que de pronto se llevó la mano al bolsillo, y se preguntó:

- ¡Anda! ¿Y esta tuerca de donde ha salido?

Así que volvemos los 10 o 20 metros que había salido, a que aprieten la tuerca, y ya por fin salimos de camino a la pista. Cuarto intento ya. Y esta vez sí! Despegamos! Viva! Vamos a casa! Por fin!

Y cinco minutos después el comandante de nuevo hablando

- Señoras y caballeros, vamos a volver al aeropuerto de Heathrow [Londres] porque el tren de aterrizaje no se repliega y no podemos volar en estas condiciones.

Aplausos, risas, gritos, abucheos... de todo se puede escuchar en un avión lleno de españoles, mientras los guiris se miran extrañados porque el ruido no les deja oír lo que el comandante está repitiendo en inglés.

Así pues, tras 18 minutos de vuelo y 107 km recorridos, llegamos a Londres desde Londres. Probablemente el vuelo más corto que haya hecho nunca.

El aterrizaje, hay que decirlo, fue muy suave, de los mejores que he tenido últimamente. No se como lo vivió el americano, pero posteriormente le oí decir que habíamos hecho un "Aterrizaje de emergencia". De aquí a dos semanas se convertirá en un "sobrevivimos por los pelos", y en un mes en un "¡¡¡íbamos a morir todoooooos!!!".

Esperen, no cambien de página, que hay más. Porque tras aterrizar y frenar, miro por la ventanilla y parecíamos estar en medio del campo.

- Señoras y señores, les habla en comandante de nuevo. Tal y como temía, el problema técnico del principio acaba de aparecer de nuevo, y nos hemos quedado sin dirección, por lo que no podemos mover el avión. Estamos en medio de la pista de aterrizaje esperando que vengan a remolcarnos.

¡Parados en medio de la pista sin poder movernos! Apasionante. Apasionante el rato que debieron pasar los controladores aéreos. Nosotros al fin y al cabo estábamos sentaditos en nuestros asientos. De hecho, Ele Bergón, informada a través de wassap de mis aventuras y desventuras, estuvo más intranquila que yo mismo.

En el siguiente mensaje del comandante, nos comunica que el vuelo quedaba definitavamente cancelado, entre la ovación y vítores del pasaje.

Bueno, nos remolcaron por fin a la puerta de embarque, desembarcamos. Más de uno intentó pillar la matrícula del avión, no fuera que al día siguiente nos pusieran el mismo.

Eran ya las once u once y media de la noche. Y nos tocó el pegarnos por que nos dieran un hotel y un nuevo vuelo. Lo cual no era problema, el procedimiento está muy bien establecido. El problema en realidad era la cola de españoles que no hablaban inglés, mientras que de los asistentes sólo uno hablaba español. Pobrecillo. Hasta los c******s acabó de los españoles.

Porque claro, empezaron a protestar: "¿Y a mí por qué me das el avión de las 9 y a ese el de las 10?", "¿Y por qué no nos poneis otro avión?"... Cuando por fín me tocó a mí, me dijeron que automáticamente me habían asignado un avión a las 6.15 de la mañana (eran ya cerca de las 2), dije tan alegramente "Pues vale, ese mismo". Claro, se sorprendieron de un español que no protestara.

"¿No prefieres uno más tarde, para dormir un poco?". Al final me cogí el vuelo de las 9.15. dormiría unas 3 o 4 horas al menos. Desayuno incluido en el hotel. Y un cupón para comprar algo de cena en el Marks&Spencers del aeropuerto.

Vamos al M&S, ¿y qué había allí?.. pues la marabunta de españoles saqueando el supermercado. 10 libras nos daban en el cupón, que por supuesto no son reembolsables. Si sobra no te dan las vueltas. Pues allí estaban todos, con las dos manos llenas. "Coge que sobre para mañana" "Mira, yo me llevo las lonchas de queso". Hasta latas de atún se llevaban. Que espero que se las cenaran esa misma noche, porque intentar pasarlas por rayos X al día siguiente debió ser igualmente divertido.

En cuanto pude comprar mi cena (piezas de fruta, un bollo y batido de chocolate. 4 libras), me largué no sea que se confundan y piensen que soy español. O que soy de "esos" españoles.

Al día siguiente, me levanté a las 6, bajé a desayunar, y a las 7.30 ya estaba en la puerta de embarque. El hotel estaba en el mismo aeropuerto, y se iba andando.

Esta vez, el avión pudo despegar... una hora más tarde de lo previsto, pero despegó. Y llegó a Madrid a las 13 hora local, con unos pocos botes antes del aterrizaje por la tormenta que azotaba el norte de Madrid. Pero en casa al fin y al cabo.

Y aquí se acaba otra crónica viajera de la Mosca Cojonera de este blog.

12 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Como comprenderéis, lo de la Universidad me ha dado envidia...

Ele Bergón dijo...

Mi querido hijo, sé que lo pasaste muy bien en todo el viaje y tu periplo de ir de un lado a otro visitando ciudades y en especial disfrutaste en BLETCHLEY PARK Turing, sé por vuestra afición por la criptografía, pero el viajecito.....

Pedro, pues a mí lo que más me preocupó fue lo del avión. Hasta que no estuvo de vuelta en Madrid no me sentí verdaderamente tranquila.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Gracias Julio, mosca cojonera, por esta entrada de lujo. Tengo que leerla y contemplarla despacio, una maravilla.
Siento lo del susto, tu madre lo pasó pelín mal.
Besos, qué envidia.

La seña Carmen dijo...

¡Cómo os lo pasáis de bote en bote, de uni en uni!

El principio de tu relato me ha recordado mi primer viaje a Inglaterra: Iba a visitar tres ciudades: Norgüich, Durjan y Aberisgüiz, y volví de tres bien distintas, aunque la última no conseguí aprendérmela bien del todo.

Myriam dijo...

Hola!!!! Como estaba extrañando tus crónicas viajeras!!!! Me has hecho reír bastante, excepto obvio, en lo que respecta al vuelo. Menos mal que al final ese avión regresó a Heathrow.
Y que en el del día siguiente no tuviste problemas.

Un abrazo, mosca

Myriam dijo...

Ahh y después de esta experiencia, yo te bautizo con el nombre de Mosca con par de cojones!!

Bravo!

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega y Viajero valiente e infatigable:

Imagino los nervios de Luz, hasta verle de vuelta en casa.
Después de leer el estupendísimo relato, se me ha ocurrido buscar una película de espías: 'LA MUJER ENIGMA'.
De 'Robin Hood', en el cine, hoy hace precisamente cuatro años, publiqué un post.

Abrazos.

DORCA´S LIBRARY dijo...

De tu viaje me quedo con Bletchey Park. Parece mentira que en un lugar tan tranquilo se cocinara tanta actividad.
Podías haberte pedido una de esas pizzas horripilus para el viaje.
Como reportera no tienes precio. Me he reído un montón. ¿Cómo pudisteis ser reincidentes y volver una y otra vez a ese desastre de avión?
Un abrazo valiente viajera.

DORCA´S LIBRARY dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Julio dijo...

La reincidencia.... es que no había más remedio: no nos dejaron bajar del avión en ningún momento

Julio dijo...
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Julio dijo...
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