jueves, 28 de abril de 2016

Noches lúgubres: "Domina, noche, domina, y más y más sobre un mundo que por sus delitos se ha hecho indigno del sol..."


Comentario a la obra Noches lúgubres de José Cadalso, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda

Recordáis seguramente la entrada anterior titulada "Salga yo valeroso al suplicio o inocente al mundo. ¡Pero no! Agraviado o vindicado, muera yo, muera yo y en breve." Hoy sigo comentando Noches Lúgubres con mi amiga Austri. 

-¡Hola Austri! Vamos a seguir con el tedioso Tediato, el personaje más triste que en mi vida lectora conocí. Intentaremos no espantarnos cuando dice barbaridades como la de enterrar vivos a los niños del sepulturero.

-Sí, porque es un saco inmenso de desgracias. ¡Y no digamos el sepulturero y su familia! Vamos a pasar con él otra noche lúgubre, primero en la cárcel y luego de nuevo al cementerio. Su empatía con el prójimo es muy especial: yo quiero morir, que los demás me acompañen, qué mejor cosa pueden esperar. ¡Todos al hoyo que no hay mejor solucion!


Un personaje al que llevan "ensangrentado, pálido, mal vestido, cargado de cadenas... y de oprobios"; pero todo le da igual, incluso la tortura, sólo desea la muerte: "Salga yo valeroso al suplicio o inocente al mundo. ¡Pero no! Agraviado o vindicado, muera yo, muera yo y en breve."

-La cárcel, "sepulcro de vivos, morada de horror, triste descanso en el camino de malhechores" abre las puertas al infeliz de Tediato. La Justicia ordena su aislamiento "en el calabozo más apartado y seguro", con los hierros doblados. "Los indicios que hay contra él son casi evidentes". Se le examinará al día siguiente, se le aplicará el tormento si se obstina. 

El carcelero no ha de perderle de vista, no puede permitirse ninguna compasión. No la tendrá quien años ha que guarda presos como "fieras en jaula". El tratamiento: "pocas palabras, menos alimento, ninguna lástima, mucha dureza, mayor castigo y continua amenaza". Su voz de trueno hace temblar a "los hombres más atroces". Castiga a quien abre la boca y si no basta dispone de mordazas.¡Qué pintura la del carcelero! Sobrecoge más que la del sepulturero que si machaca huesos es de muertos, nunca de vivos.

- A Tediato no le permiten hablar, mas nadie le privará de la voz de su corazón, escuchamos su voz interior. Al calabozo va, no le espantan ni las tinieblas, ni el frío, ni la humedad ni la hediondez. Tampoco el ruido de los cerrojos ni el peso de las cadenas. 

Todo es oscuridad, huele a moho y a miseria, los hierros chirrían, el frío se nos mete en los huesos, sentimos nauseas, nos tapamos los oídos. ¡Y a Tediato no le espanta!



-Vives la lectura, es como si estuviéramos en ese inmundo calabozo. Vamos con los pensamientos del prisionero. Piensa en su amada que...

-No sabemos como se llama y tampoco nos lo dice. ¿María Ignacia como la de Cadalso? Su pensamiento vuelve a la que yace en el templo: "peor habitación ocupa ahora...". Y a Lorenzo que le habrá juzgado de miedo o inconstancia, al no hallarle en el lugar de la cita. ¿Miedo? Nada hay espantoso para Tediato, ni de aquí ni de allá. ¿Constancia? El día anterior no le faltó ante un cadáver medio corrompido.

-Tediato sufrió ingratitud, pobreza, odio, envidia, burla...Soñó con el fantasma que llaman Fortuna y su rueda. La extraña mujer tenía el brazo levantado contra él, Tediato se permitió mirarla con desprecio y echarse a dormir. Ahora se venga, le pone entre facinerosos hoy, mañana las manos del verdugo le depositarán entre los brazos de la muerte. ¿El mayor daño, la muerte? Quien así lo diga, no ha pasado lo que él. 


Oye voces en el calabozo inmediato. Hablan de morir, un condenado a muerte llora. Son las voces del miedo. Tediato considera que, si el reo muere pronto, menos tiempo estará "expuesto a la tiranía, envidia, orgullo, venganza, desprecio, traición, ingratitud...". ¡Y lo envidia!

-Calla el que solloza y también las voces que le acompañan. "Sin duda fue ejecución secreta". Tediato desearía que llegaran a él los verdugos feroces manchados aún de la sangre del compañero. "¡Qué silencio tan espantoso ha sucedido a los suspiros del moribundo!". Se estremece al oír las pisadas quedas, las voces bajas, el ruido de las cadenas que le quitan al cadáver, el ruido de la puerta. Tediato posee un corazón frágil en un espíritu fuerte, tiembla...

¿Quién no temblaría? Yo misma estoy temblando: suspiros, silencio, pisadas, voces, cadenas y la puerta.¡Sobre todo el silencio!

-Si, nos sobrecoge el pensar en una ejecución secreta, ejecutada en la misma celda por unos verdugos feroces  y sanguinarios. ¿Era posible algo así en el Siglo que llamaron de las Luces? ¿Se sumaba la incorrección política al sacrilegio en Noches lúgubres? Sabemos que fue libro prohibido.

-Los ojos se le cierran, a pesar del llanto. Una piedra es su cabecera, una tabla es la cama y los insectos la compañía. Decide dormir, indiferente ante la amenaza de la voz que le llame para el suplicio. Bienvenido sea el sueño, imagen de la muerte.

Escucha como Cadalso nos hace vivir la ansiedad de Tediato:

"¡Qué pasos siento! Una corta luz parece que entra por los resquicios de la puerta. La abren; es el carcelero, y le siguen dos hombres. ¿Qué queréis? ¿Llegó por fin la hora inmediata a la de mi muerte? ¡Me la vais a anunciar con semblante de debilidad y compasión o con rostro de entereza y dominio! "

Respiramos aliviados al leer:

 "...se han descubierto los autores y ejecutores de aquel delito. Vengo con orden de soltarte. Ea, quítenle las cadenas y grillos: libre estás."

-Es como si nos las quitaran a nosotros, pero Tediato nos sorprende una vez más. El carcelero viene a liberarlo y su reacción no puede ser mas extraña:

"Ni aun en la cárcel puedo gozar del reposo que ella me ofrece en medio de sus horrores. Ya iba yo acomodando los cansados miembros de mi cuerpo sobre esta tarima, ya iba tolerando mi cabeza lo duro de esa piedra, y me vienes a despertar, ¿y para qué? Para decirme que no he de morir. "

-Ahora que había cogido el sueño en su cama de piedra, en la buena compañía de miles de bicharracos, llega ahora el carcelero a soltarlo...¡Increíble!

-El carcelero le arroja al mundo, el mundo ya no vale nada sin su amada: "lo poco bueno que había en él". Sólo le interesa saber si es de día. Falta una hora de noche, todavía hay tiempo para buscar a Lorenzo y concluir "nuestra empresa". Se habrá cansado de esperar.

No sabe donde vive el sepulturero, decide acudir al templo. Le pide a la noche:

"Domina, noche, domina, y más y más sobre un mundo que por sus delitos se ha hecho indigno del sol...Mientras más dure tu oscuridad, más tiempo tendré de cumplir la promesa que hice al cadáver encima de su tumba..."


-Se dirige hacia el templo y le guía la luz que alumbra una imagen. Adelanta el paso, oímos el corazón de Tediato, su interlocutor:

"Corazón, esfuérzate, o saldrás en breve victorioso de tanto susto, cansancio, terror, espanto y dolor, o en breve dejarás de palpitar en ese miserable pecho."

La luz tiembla, tal vez se apague. Tediato no ha de temer a la oscuridad, las tinieblas son su alimento. Su pie siente un obstaculo. Tienta, tentamos, un bulto de hombre, tal vez un mendigo. ¡Es un niño que acaba de salir del sueño! Lo imaginamos escuálido y andrajoso.

Ángel en la tumba de un niño (San Amaro, Burgos)

-Le pregunta quién es y el pequeño llora. Tediato intenta tranquilizarle, no piensa hacerle mal. Es uno de los hijos del sepulturero, al que su padre mandó quedar hasta las dos allí y "ver si pasaba alguno por aquí muchas veces y que fuera a llamarle". Se quedo dormido y temía el castigo paterno.

- Tediato le pide, en un gesto de cariño,  que le dé "la manita" y lo acompañe a casa de su padre. Le da un trozo de pan que ha hallado, no sabe como, en el bolsillo. Yo tampoco sé de donde ha salido el pan, pero sigamos:

El niño se llama Lorenzo, como el padre, y su familia acaba de pasar por un rosario de desgracias: 

"Mi abuelo murió esta mañana. Tengo ocho años, y seis hermanos más chicos que yo. Mi madre acaba de morir de sobreparto. Dos hermanos tengo muy malos con viruelas, otro está en el hospital, mi hermana se desapareció desde ayer de casa. "

Ni una ni dos. Dos muertos...o tres. Tres enfermos graves más la hermana que deshonra a la familia y huye. Como se suele decir: "muere hasta el apuntador".

-Lorencito no sabe cómo se llama el oficio de su padre y lo explica a su manera:

"Cuando uno se muere, y lo llevan a la iglesia, mi padre es quien..."

Tediato llega a casa del sepulturero, guiado por el niño. Lo primero de todo: 

"Mañana nos veremos en el mismo puesto para proseguir nuestro intento, y te diré por qué no nos hemos visto esta noche hasta ahora."

-A continuación, se compadece del saco de desgracias familiares con que carga el desdichado Lorenzo:

 "Te compadezco tanto como a mí mismo, Lorenzo, pues la suerte te ha dado tanta miseria y te la multiplica en tus deplorables hijos... Eres sepulturero... Haz un hoyo muy grande, entiérralos todos ellos vivos, y sepúltate con ellos.

-¿He leído bien? 

-Si, has leido bien. Le aconseja que haga un hoyo muy grande, los entierre a todos ellos vivos y se sepulte él. Y remata:

"Sobre tu losa me mataré y moriré diciendo: Aquí yacen unos niños tan felices ahora como eran infelices poco ha, y dos hombres, los más míseros del mundo."

Tediato esta loco, muy loco. ¿Crees tú que desenterrará a su amada muerta? La tercera noche es muy breve...

-No lo sé. Déjalo por hoy, esta noche me veo pasando una "noche lúgubre", soñando con Tediato y todos esos pobres críos.

-Lo dejamos, que ya es hora. Ya te contaré lo de la lectura colectiva presencial del día 3 de mayo.
Restos del cementerio de peregrinos de San Amaro (Burgos)

Un abrazo de María Ángeles Merino

Texto íntegro aquí.

sábado, 23 de abril de 2016

¡El Quijote tiene más de cuatrocientos años! ¡Un buen momento para leerlo!



Ayer, 22 de abril de 2016, bajo la lluvia, los alumnos del Centro de Educación de Personas Adultas Victoriano Crémer de Burgos, leyeron fragmentos del Quijote, como pequeño homenaje, en el Cuarto Centenario de la muerte de Cervantes. Ya sabéis lo importantes que son para mí el centro educativo homenajeador y el libro homenajeado. 

¡El Quijote tiene más de cuatrocientos años! ¡Larga vida al Quijote!



Hoy, 23 de abril de 2016, quiero recordar mi participación en la lectura colectiva del Quijote del blog  La Acequia, dirigido por el profesor Pedro Ojeda. Allí fui publicando mis comentarios, desde septiembre de 2008 hasta diciembre de 2010. También salían a la luz en mi blog La Arañita Campeña. Posteriormente, realicé una recopilación ordenada de los capítulos en un nuevo blog que denominé con el "original" título de Leemos el Quijote. ¡Le di un poquillo a la tecla!


Vayamos de nuevo al principio. Es un buen momento para releer el Quijote, os puede ayudar la Lectura permanente del Quijote (La Acequia).

 ¡Alto! No os vayáis a "En un lugar de la Mancha" sino a "Desocupado lector". Pedro Ojeda nos lo explicó en su día. Siguiendo la guía comenzamos por el Prólogo:

Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? Sigue.



María Ángeles Merino lo comentó, en su blog, a su manera:


¿Un personaje en el prólogo?

Le saludo, señor caballero ¿A quién tengo el gusto de recibir?
-Salúdole igualmente, señora amanuense. ¡Por Dios¡ ¡Que vuestra merced golpea con furia las letras de tan extraña y luminosa máquina!

-¿De qué capítulo es vuestra merced?

-¿Capítulo? No vivo en ningún capítulo del famoso libro, tengo casa habitación en el prólogo.

-¿Un personaje en el prólogo? Vive Dios, que los prólogos no están para eso.

-La exhorto a comprobarlo. ¿Acaso pasó por alto el prólogo, como tantos desocupados lectores?

-No, no, me consta que lo tengo leído. Pero hace mucho tiempo y, entonces, no estaba al tanto del juego de narradores y subnarradores. Además, al volver al principio, no se me ocurrió ir al prólogo sino a “En un lugar de la Mancha”. Me salté la primera capa de la cebolla, lo confieso. Preséntese su merced, que estoy sobre ascuas.

-Soy el amigo “gracioso y bien entendido”, el que entra a deshora y pregunta, a un dubitativo escritor, el motivo de sus preocupaciones.
Sigue aquí.


¡Feliz lectura del Quijote! Hoy 23 de abril de 2016 es un buen día. Además de ser el de Castilla y León y el de San Jorge. ¡Que lluevan rosas y libros!

Un abrazo de María Ángeles Merino

Esquela colocada junto a la estatua de Cervantes en el Paseo de la Isla (Burgos)

jueves, 21 de abril de 2016

Noches lúgubres: "Salga yo valeroso al suplicio o inocente al mundo. ¡Pero no! Agraviado o vindicado, muera yo, muera yo y en breve."

Cae la tarde, Tediato espera la noche lúgubre.


Viene de la entrada anterior:

-Amiga, Austri, si te parece bien, sigamos con Noches lúgubres; eres una buena compañera para compartir lecturas. ¡Nunca lo hubiera pensado! Menos aún con esta obra, tan...dilo tú.

-...áspera, desabrida, tenebrosa, triste, pesimista...Estamos sin ropa de abrigo, el frío nos llega  a los huesos, no hay humor que nos arrope; pero vamos entrando. Tu sueño nos ayuda a seguir.



-Recuerdas que yo era un fantasma invisible, detrás de Lorenzo y Tediato, un espectador mudo con el que Cadalso no contó. Me desperté cuando hacían fuerza para levantar la losa, entre el mal olor y los "vivientes asquerosos" que se les enredaban en los pies, "repugnante y doloroso descubrimiento" a la luz del farol; pero una ráfaga de viento me sacó fuera del templo. Desperté llorando, notaba los latidos de mi corazón. ¡Ay amiga! ¿Para qué una obra así? ¿Qué sentido le ves tú?  

-Para mí es el río del sufrimiento insoportable que no encuentra otro cauce que la locura. El dolor en un hombre de razón, como dice Pedro Ojeda: "Cuando el hombre moderno se rompe por amor...ni siquiera puede apoyarse en la creencia en fantasmas para soportar el mal que le aqueja...La falta de creencias le deja solo ante el sufrimiento provocado por la pérdida de un ser amado".




-¿Y ahora?  ¿Qué cauces pueden aliviar el dolor de la pérdida? Muy poco más que en el XVIII. La fe, el "espérame en el cielo", ni siquiera sirve a los muy creyentes.


 La psicología y la psiquiatría tienen sus terapias, sus pautas pueden suavizar el duelo; mas nada evita sentirse como el pastor Nemoroso : "atado a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, sin lumbre en cárcel tenebrosa". ¡Qué bien lo supo decir Garcilaso!


-O como el hombre de Neanderthal que ya enterraba a sus muertos en posición fetal y cubierto de flores. Fíjate si me he ido lejos.



Decías que despertaste llorando. Tal vez era empatía con Tediato que derramaba lágrimas sobre Lorenzo y la pesada losa. Sollozaba, le faltaban fuerzas. El sol salía, debían retirarse cuanto antes y esconder el pico y el azadón, podían ser vistos. Las campanas de los templos y los pájaros saludaban "al Criador", una palabra de medievales resonancias cidianas.



-Deja al Cid y no nos vayamos por las ramas. Se desvanecía la primera noche de "densas y espantosas nieblas", "oscuridad", "fantasmas, visiones y sombras" y "furias infernales". Lorenzo estará mañana a la misma hora, tendrá menos miedo, menos tiempo se perderá. Era el final de la primera noche y Tediato descubría sus lúgubres intenciones:

"Pronto volveré a tu tumba, te llevaré a mi casa, descansarás en un lecho junto al mío; morirá mi cuerpo junto a ti, cadáver adorado, y expirando incendiaré mi domicilio, y tú y yo nos volveremos ceniza en medio de las de la casa".




-¿Puede haber mayor locura? ¡Tanto esfuerzo para inmolarse junto a su amada! ¡Para ser ceniza sobre ceniza! A la manera de Quevedo: "serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado"


-Me sorprendes, Austri. Eres tú, a pesar de tu fobia a la literatura, la que me traes las citas.

-Hay enseñanzas que no se olvidan, las de los buenos profesores, e incluso las de los malos. Por cierto, a mí siempre me irritó como encajonaban los libros de texto a los escritores. Fíjate, Cadalso arrastra el pesimismo y el desencanto barroco, es un neoclásico y hombre de la Ilustración al que los románticos leyeron con pasión. Y parece que cada época lleva la contraria a la anterior para volver a la anterior a la anterior. No sé si me explico.

-Te explicas muy bien y llevas tu parte de razón. Pero vamos a la segunda noche. Tediato va a dar con sus huesos en la cárcel.

-¡Lo que le faltaba! Es un hombre desencantado de todo: ni padre, ni madre, ni hijos, ni amigos. Sólo tenía a la mujer yaciente y agusanada en la tumba. Por fin salió la luna, es la segunda noche lúgubre:

"¡La luna! ¡Ah, luna! Escóndete, no mires en este puesto al más infeliz mortal."


-Volvió al cementerio, tras un largo día de "pavor, tedio, aflicción y pesadumbre". La tardanza de la noche se le había hecho insufrible. Dieciséis horas de de "llorar, gemir, delirar", con "los ojos fijos en su retrato", pidiendo la muerte al cielo, desmayado, casi muerto. Su amigo Virtelio quedó asustado de hallarle así y trabajó para hacerle tomar algunos "bocados mojados en lágrimas". Como permanecía inmóvil, Virtelio se cansó y se fue. No era un verdadero amigo. El menos pérfido tal vez, "otros ni aún eso hicieron"

"Tediato se muere, dirían unos; otros repetirían: se muere Tediato". De su vida y su muerte hablarían como del tiempo hablan los ricos, los que no miran al cielo pensando en su sustento.

La luz del sol iba faltando, le sacó del "letargo cruel". La tiniebla le traía el consuelo. Daba mil bienvenidas a la noche, más gustosa mientras más densa. Se puso el vestido más lúgubre y tomó "el acero" que consolaría de una vez todas sus cuitas. Esperaba a Lorenzo para que le ayudara a levantar la losa. Haría el robo.

"¡El robo! ¡Ay! Era mía; sí, mía; yo, suyo. No, no, la agravio; me agravio: éramos uno. Su alma, ¿qué era sino la mía? La mía, ¿qué era sino la suya?"



-Tediato oyó unas voces. "Muere, muere, dice una de ellas. ¡Qué me matan!, dice otra voz". Venían corriendo varios hombres hacia él. El uno cayó herido y los demás huyeron. Hasta sus plantas venía el primero, "batallando con las ansias de la muerte". En balde le preguntaba por su identidad y las de los que habían huido. Arrojaba sangre por la boca y le manchaba todo. Murió asido a su pierna. Llegaba mucha gente, era la Justicia que no albergaba dudas:


"Pues aquí está el cadáver, y ese hombre está ensangrentado, tiene la espada en la mano, y con la otra procura desasirse del muerto, parece indicar no ser otro el asesino. Prended a ese malvado. Ya sabéis lo importante de este caso."


-El muerto era de calidad y no se admitía el menor descuido. Era preciso atarle, se podía ya contar por muerto. Su semblante pálido y turbado le hacía más sospechoso. En breve tendría "muerte ignominiosa y cruel". 

-A Tediato le parecía muerte "tanto más gustosa". Por extraño camino le concedía el cielo lo que pidió con todas sus veras. Pedía la muerte cuanto antes, su mayor tormento sería dejarle vivir. 

"Ya nada quiero... Haz lo que quieras de mí... No me preguntes quién soy, cómo vine aquí, qué hacía, qué intentaba hacer, y apuren los verdugos sus crueldades en mí; las verás todas vencidas por mi fineza."


-Antes de que le cargaran de cadenas, se dirigió a la yaciente:

"Y tú, que en ese templo quedas, únete a tu espíritu inmortal, que exhalaste entre mis brazos, si lo permite quien puede, y ven a consolarme en la cárcel, o a desengañar a mis jueces."

La Justicia no comprendía, pensaba que el delito le turbaba los sentidos. ¡Un hombre que se complacía así en su propia muerte! "Lo llevaban preso ensangrentado, pálido, mal vestido, cargado de cadenas que le han puesto y de oprobios que le dicen". En vano les diría de su inocencia, mas le daba igual:

"Salga yo valeroso al suplicio o inocente al mundo. ¡Pero no! Agraviado o vindicado, muera yo, muera yo y en breve."


-No hay suicida en el mundo del calibre de Tediato. Ni siquiera le importa el cruel tormento y la terrible muerte en el patíbulo. ¿Qué será de él? ¿Y de Lorenzo el sepulturero?

-En la próxima entrada, sabremos de su suerte. 

Un abrazo de María Ángeles Merino 

Y de su amiga Austri.

jueves, 14 de abril de 2016

Noches lúgubres: "monstruos producidos por la fantasía humana, fecunda solo en quimeras, ilusiones y objetos de terror"

La ciudad redonda llena (Foto de Agustín Merino)


-Comenzamos una nueva aventura lectora, Austri. Me gustaría que la compartieses conmigo, como hiciste con los relatos de Andarás perdido por el mundo, de Óscar Esquivias. Se titula Noches lúgubres y su autor es José Cadalso, uno de aquellos ilustrados españoles del siglo XVIII. Como dice Pedro Ojeda: "un texto muy conocido de título pero poco leído, de un autor mal entendido casi siempre...Un texto que en su día despertó desasosiego porque no se sabía bien cómo encuadrarlo ni qué era pero que fue devorado por los jóvenes románticos españoles de principios del siglo XIX".

Sí, es verdad, se trata de un autor que figuraba en aquella Literatura del Bachillerato que tan malos recuerdos te trae. ¡Y no te asustes por el título!

-No me des tantas explicaciones que ya me he leído un poco de la Primera Noche y me he informado muy bien, sobre Cadalso, en La acequia y en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Y no me asusto de nada. 

-¡No me lo puedo creer! ¡Austri leyendo a un clásico!

Como estás tan informada y motivada, y no te asustas...te  voy a contar un poco de Noches lúgubres, a mi manera, en forma de sueño. Luego te tocará a ti. 

-¿En forma de sueño?

-Sí, como si lo fuera.

-¿De verdad soñaste con Noches lúgubres?

-Un poquito sí. ¿Preparada?

-Cuando quieras, puedes comenzar. 

-Escucha, comienzo leyendo un poco:

“¡Qué noche! La oscuridad, el silencio pavoroso…la tristeza de mi corazón. El cielo también se conjura…El nublado crece. La luz de esos relámpagos... ¡qué horrorosa! Ya truena. Cada trueno es mayor que el que le antecede, y parece producir otro más cruel…todo se inunda en llanto…, todo tiembla…No hay hombre que no se crea mortal en este instante...” 


Mi sueño era todo un cuadro romántico. A la doce en punto, allí estaba Tediato, a las puertas. Hora de brujas, no era para pasarla ante la tapia del camposanto. “Se desataron grandes ventoleras, truenos y relámpagos serraron el cielo, las fachadas torvas se iluminaron con cada exhalación”. Oí media docena de veces el toque de la medianoche, no se ponían de acuerdo los campanarios de mi ciudad. ¿O era Madrid? ¿París tal vez? La geografía de los sueños no entiende de mapas. Sentía un estremecimiento de miedo en cada campanada. 


Cruce de libros

¡No! No eran las doce, las dos estaban al caer. El enamorado Tediato se había citado allí con el sepulturero Lorenzo.

¿Sepulturero? Me acordaba de un alumno que decía ser jardinero de cementerio y, al parecer, trabajaba entre tierra, huesos y flores. Un buen muchacho, nada siniestro.


Antiguo cementerio de peregrinos de San Amaro (Burgos)

A lo que iba. Lorenzo tardaba y Tediato se lamentaba. "¡Cobarde! ¿Le espantará este aparato que Naturaleza le ofrece?"

Tal vez esté bebiendo el dinero que todavía no ha cobrado o... ultrajando a todas las novicias del convento de la Perpetua Adoración ¿Por qué salen de mi boca tamañas barbaridades? ¿Eso no es de otro libro?

Descubrí una “luz trémula y triste “No podría ser sino Lorenzo, “horrorizaría a quien le viese”“El rostro pálido, flaco, sucio, barbado y temeroso; el azadón y pico que trae al hombro, el vestido lúgubre, las piernas desnudas, los pies descalzos, que pisan con turbación”. "¡Lorenzo! ¡Lorenzo!". Traía la llave. Entraron.

“La puerta chirrió horriblemente, como conviene en un relato de estas características, en los que no hay ni un solo gozne engrasado. Nos adentramos por la calle central, flanqueados por unejército de cipreses. A nuestra vera surgieron panteones de un gótico podrido,cruces mohosas, ángeles de piedra y un borbotón de lápidas y alegorías fúnebres…caminabacon seguridad, sin ayuda de ninguna luz”. 




Yo no llevaba linterna ni cirio. ¿O era yo toda luz? Avanzaba sin mover los pies, flotaba, era un fantasma en su eterna noche lúgubre. Iba tras Tediato y Lorenzo que no parecían percibir mi presencia.



Vi como Tediato entregaba la paga a Lorenzo, ansioso por recibirla. ¡Cuán pobre debía ser cuando se atrevía a prometer lo que iba a cumplir! Dio su mano temblona al pagador que le guiaría y le esforzaría.

 ¡Ver temblar a un sepulturero con treinta y cinco años de oficio! ¡El que enterró a tiernos niños, a mozos robustos, a doncellas hermosas, a hombres en lo fuerte de su edad y a viejos venerables! El que apiló cadáveres corruptos, rasgó vestiduras, apisonó fríos miembros, rompió cabezas y huesos, los cubrió de polvo, ceniza, gusanos...sin que palpitara su corazón. Ahora sería la mofa de sus compañeros. ¡Veía fantasmas hasta en su propia sombra! 

Tediato  no creía en "prodigiosos entes a quienes nadie ha visto". Aún si los viera los juzgaría como "monstruos producidos por la fantasía humana, fecunda solo en quimeras, ilusiones y objetos de terror". Quisiera sosegar al crédulo Lorenzo pero el tiempo urgía, el sepulturero había de abrir una sepultura, aquella "humilde y baja". ¡Abrir una tumba! ¡El mayor sacrilegio!


Antiguo cementerio de peregrinos de San Amaro (Burgos)

Llegamos al lugar deseado, al mismo tiempo que Tediato reflexionaba sobre la fragilidad humana:

"¿Cuántas veces muere un hombre de un aire que no ha movido la trémula llama de una lámpara? ¿Cuántas de una agua que no ha mojado la superficie de la tierra? ¿Cuántas de un sol que no ha entibiado una fuente? ¡Entre cuántos peligros camina el hombre el corto trecho que hay de la cuna al sepulcro!" 


Pisaba la losa, la que regó con su llanto y besó tantas veces con sus labios. Como una estatua del dolor, allí pasaba las tardes, sobre ese banco. Un día olvidaron avisarle del cierre de las puertas. Quedó "en aquellas sombras, rodeado de sepulcros, tocando imágenes de muerte, envuelto en tinieblas, y sin respirar apenas". 

El loco enamorado contaba al sorprendido sepulturero lo que vio: 


"... yo vi salir de un hoyo inmediato a ése un ente que se movía, resplandecían sus ojos con el reflejo de esa lámpara, que ya iba a extinguirse. Su color era blanco, aunque algo ceniciento. Sus pasos eran pocos, pausados y dirigidos a mí...El bulto proseguía, y al ir a tocarle yo...él horroroso vuelto a mí... apagose del todo la luz."


Lorenzo se extrañaba de que aún siguiera vivo, después de la aparición. ¿Qué hizo? ¿Qué pudo hacer?

Tediato aseguraba que se mantuvo en pie, en la oscuridad, durante horas, "haciendo el oído el mismo oficio de la vista". Oyó, al fin, un resuello. "Procurando tentar, conocí que el cuerpo del bulto huía de mi tacto. Mis dedos parecían mojados en sudor frío y asqueroso; y no hay especie de monstruo, por horrendo, extravagante e inexplicable que sea, que no se me presentase."
Tediato usó la razón para vencer los espantos. Pero la impresión, el llanto, la falta de alimento, el frío y el dolor de su corazón le pusieron en tal estado de debilidad que cayó "desmayado en el mismo hoyo de donde había salido el objeto terrible". Allí le hallaron por la mañana y le llevaron a su casa. Aquella misma tarde hizo conocimiento con Lorenzo que le prometió abrir la sepultura de su amada.

Lorenzo cayó en la cuenta de que esa misma tarde echó en falta a un mastín que solía acompañarle y no apareció hasta el día siguiente. A Tediato le bastó con eso, fue el perro que se durmió dentro del hoyo mismo. ¡Una causa trivial para un miedo tan fundado al aparecer! ¡La razón! ¡El objeto terrible era un perro!


El sepulturero empezó a alzar la losa de la tumba. "Pesa infinito". El buen hombre se preguntaba si se trataba de padre, madre, hermano, hijo, amigo...afectos que no valían nada para el pesimista y desencantado Tediato. 

Antiguo cementerio de peregrinos de San Amaro (Burgos)

Lorenzo le pidió ayuda, había de meter otro pico por el lado opuesto y hacer fuerza los dos. "¡Qué olor! ¡Qué peste sale de la tumba!" Salían gusanos que se veían a la luz del farol. Cubrían todo el pie derecho del enamorado Tediato.¡Repugnante y doloroso descubrimiento!

"En éstos, ¡ay!, ¡en éstos se ha convertido tu carne! ¡De tus hermosos ojos se han engendrado estos vivientes asquerosos! ¡Tu pelo, que en lo fuerte de mi pasión llamé mil veces no sólo más rubio, sino más precioso que el oro, ha producido esta podre! ¡Tus blancas manos, tus labios amorosos se han vuelto materia y corrupción!"

Con los asquerosos gusanos, me desperté. Interrumpimos aquí la lectura, acabaremos la Primera Noche y comenzaremos la segunda. ¿Qué te pareció mi sueño?


-Así está muy bien, eras un blanco fantasma invisible detrás de Lorenzo y Tediato. Pero ¿te has dado cuenta de que, al principio, se te cruzaron palabras que no eran de Noches lúgubres de José Cadalso, sino de El arpa eólica de Óscar Esquivias?

-Es verdad, he enlazado las dos lecturas. El espíritu romántico de ambas. Sólo me hubiera faltado añadir:


Un abrazo de María Ángeles Merino 

Las palabras tomadas directamente de Noches lúgubres aparecen de color naranja.

miércoles, 6 de abril de 2016

Pequeña crónica de nuestro encuentro con Óscar Esquivias. "Nos conocemos cuando nos perdemos".


Comentamos el libro Andarás perdido por el mundo, de Óscar Esquivias. Para el Club de Lectura de La Acequia, dirigido por Pedro Ojeda.



El pasado jueves día 31 de marzo, a las 20:15 celebramos el encuentro de los lectores con Óscar Esquivias en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos para comentar Andarás perdido por el mundo. El acto, organizado por el Club de lectura de La Acequia y la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, estuvo abierto a todos los interesados.

Comienza el acto con la presentación de Manuel Sancho, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la UBU  que organiza nuestro Club de lectura. A Manolo le gustó especialmente el relato La Florida, ambientado en el psiquiátrico de Oña, en el antiguo Monasterio de San Salvador. 

-Pedro Ojeda toma la palabra y desea que, aunque convoque el Club de lectura, todos se sientan a gusto, pertenezcan o no a él, sin corsés académicos. Si , en la presentación del libro, todavía no lo habíamos leído, ahora sí. Hemos madurado nuestra opinión y tenemos la oportunidad de expresar nuestra experiencia como club de lectores, muy interesante para el escritor. 


Lectora en busca de "Los chinos". Foto Esmeralda.

El encuentro con Óscar Esquivias tenía que haber sido el primero de los celebrados con los autores,  cuando leímos la trilogía dantesca. No pudo hacerse por problemas personales y quedó esa deuda pendiente que hoy pagamos; lo cual no quiere decir que sea el último encuentro, vendrá más veces y seguirá dándonos satisfacciones.


El primero de la trilogía dantesca en su lugar clave.

Los relatos de Andarás perdido por el mundo se publicaron con anterioridad, individualmente, en colecciones a las que no suele tener acceso el público normal. Es bueno que se hayan recogido y se les vuelva a dar la oportunidad de ser leídos. Ahora se les da un significado más cohesionado. Andarás leído por el mundo nos permite ahora leer los cuentos, comprendiendo su sentido de unidad, con una polifonía de ambientes: Gamonal, Burgos, Rusia, Estados Unidos, París...Y, cada uno de ellos, retratado con un estilo literario característico del lugar: novela rusa, novela gótica o de terror...Una polifonía con una unidad de personas desorientadas, a las que algo se les rompió y no les fue posible el retorno.


Lectora perdida en la Plaza Mayor de Burgos. Foto Esmeralda.

Pedro se disculpa por explayarse: "hemos venido a escuchar a Óscar Esquivias y no a un profesor que se escucha a sí mismo después de vacaciones". Pasa a preguntar al escritor qué quiso hacer, las razones que le llevaron a publicarlo, por qué reunirlos. 

Óscar Esquivias nos saluda y, antes de pasar "el examen oral", expresa su agradecimiento a Pedro Ojeda y a todos nosotros por estar allí, en un día invernal o...primaveral. 

-Atravesar todas las estaciones en un día, así es su libro...como en nuestra ciudad. Vinculado a la Universidad de Burgos, antiguo alumno de la primera promoción, muy unido a La Acequia; para él fue muy importante ese primer encuentro en torno a la trilogía dantesca. Fue el primer autor comentado vivo, reconoce que "uno puede opinar con más libertad con un autor muerto".  Internet extiende la lectura a gente de toda España y de todo el mundo. La interpretación de gente tan diversa le parece algo muy hermoso.  En el Club de Lectura se consigue un lugar donde los lectores pueden opinar con toda libertad. Los lectores, tal vez, no vean las cosas como las ve el autor. 

Óscar Esquivias pasa al "examen oral". Es un placer escuchar a tan brillante examinado. 

-En la nota final, explico por qué se titula Andarás perdido por el mundo. Es la maldición bíblica de Yahvé a Caín, donde le condena a vagar por el mundo. El título ofrece variaciones en las distintas traducciones de la Biblia. En la más antigua: "errante y extranjero serás por la Tierra". En otra, Yahvé se permite la rima: "vagabundo irás por el mundo". 



En la "Nota del autor", hay también un recuerdo infantil. Era muy pequeño y estaba con mi madre en Textiles Marín, en la segunda planta, la de los niños, la del tobogán. Aquello me parecía enorme, ir al centro desde Gamonal era  una aventura. De pronto, me di cuenta de que mi madre ya no estaba a mi lado, ya no era ese lugar seguro y pacífico. Todo se me volvía hostil, un lugar peligroso y amenazante. Como en un cuento de hadas, todo se ensombrece en el bosque. Encontré a mi madre y el bosque volvió a ser el lugar luminoso. Todos hemos tenido la experiencia, la felicidad de estar perdido. 



Dentro de los catorce relatos, hay una escala dentro de una sinfonía, con las distintas manifestaciones de la pérdida. Desde lo más intimista en el primer cuento hasta el tono de farsa del último cuento, como en el romanticismo alemán, algo muy divertido. 

Los distintos escenarios corresponden, cada uno, a un encargo, para una publicación. Cada cuento nace diferente. 


Escribí Mambo para Público, en la sección de cuento del verano, cumpliendo a rajatabla los 5400 caracteres que me pidieron, ni uno más, ni uno menos. 


En El príncipe Hamlet de Mtsensk, la condición, para diez escritores, era situarlo en una ciudad rusa que no conociéramos. Elegí una de nombre diabólico que no sé pronunciar: Mtsensk, como homenaje a la novela Lady Macbeth de Mtsensk de Leskov, un autor que me encanta. Se presentó en la Embajada Rusa, edificio precioso, con un palacio como de San Petersburgo, el Polisón parecería el tabuco del conserje. El público ruso es muy sentimental, les encantó que en España se homenajeara a la cultura rusa. 



Gamonal, Burgos, Oña. Los escenarios burgaleses tienen referencias vitales para nosotros, algo muy lejano para un lector de La Coruña, como mi editor, que no lo lee con la misma emoción. Es el caso de La Florida que no es autobiográfico aunque tiene mucho que yo conozco. Mi tío José Luis Galerón pasó sesenta años en el psiquiátrico de Oña. 

Antiguo pueblo de Gamonal. Foto Esmeralda.

Yo estaba estancado en una novela desde hace años, para desesperación de mi editor. Me di cuenta de que podía mejorarla, tenía que estar escrita de otra forma. Al mismo tiempo me di cuenta de que iba escribiendo cuentos Le lancé como un hueso a un perro: aquí tienes los cuentos. Se publicaron.

Historias diversas, historias de descubrimientos íntimos. Nos conocemos cuando nos perdemos, es cuando somos nosotros mismos, cuentos de un momento de descubrimiento, de epifanía, de algo que sale a la luz.



"Nos conocemos cuando nos perdemos"

Música y varios escenarios. Unidad que no fuera una mera acumulación de textos, un libro capaz de seducir a los lectores. El escritor con prisa entrega cualquier cosa. El mundo está lleno de cosas feas. Si alguien puede hacer cosas hermosas, debe hacerlo. No se publica algo de lo que no se está satisfecho.

-Pedro Ojeda recuerda el caso de Memorias de Adriano, escrito veintitantas veces.

Comienza el diálogo con los lectores:

-¿Has dejado cuentos fuera?

El cuento Andarás errante y perdido por el mundo lo dejo fuera, por ínfulas wagnerianas.
Hay muchos cuentos que no he incluido. Como los poetas saben el orden de los poemas, yo intuitivamente sé qué cuentos hacen buena pareja, en qué orden, cuáles no, por qué razón.
Alguno dejé fuera y no me he arrepentido. 

-Pedro Ojeda destaca la calidad de la edición. El libro está muy bien editado: la tipografía, el papel, la maravillosa portada del fotógrafo Asís G. Ayerbe.

-Óscar Esquivias  puntualiza. Son dieciséis porque la portada la hice como si fuera un cuento. El chico, el pobre, estuvo subiendo y bajando la cuesta, con el violonchelo a las espaldas. Yo pensaba: se va a matar y vamos a escenificar la muerte de un ciclista. 


Plan bilingüe y lector para que los niños de Gamonal vayan bien preparados a perderse por el mundo.

-Una lectora relaciona el libro con la película Carne trémula de Almodóvar, donde se dice: "donde quiera que estés, estarás perdido por el mundo".

-No lo tenía presente, no ha sido por inspiración almodovariana. Son ideas universales que se ven reflejadas en obras diferentes. No es Almodóvar un artista que tenga presente, me siento más cercano a Berlanga. En la lista de películas españolas no incluyo a Carne trémula. Pensaría en La tía Tula, con Aurora Bautista. Me estoy yendo por las ramas...

Hay, en el libro, un cuento muy cinematográfico y nabokovniano: La casa de las mimosas. El escenario es California y el personaje principal, una viuda rusa con un hijo, propietaria de cines. Me pidieron un relato sobre cine. A cada escritor, una pareja de actriz y director. Me tocó Greta Garbo y Clarence Brown. Greta Garbo me encanta, la mujer fatal, una puerta cerrada y sale ella...


-A Pedro Ojeda le gusta porque es un cuento que va cambiando, va sorprendiendo en cada página, cambia pero no pierde la unidad. Le parece difícil de escribir, cambiando tantas veces la orientación del relato.

-A Óscar le divertía que Greta Garbo, en El demonio y la carne, tardara tanto en salir a la sala, no era la gran artista que luego fue. Le gusta jugar con las expectativas, que las historias se vayan modelando, evitando que sean predecibles. Porque nada hay más triste que las historias predecibles, la lectura ha de ser un descubrimiento. En la medida de lo posible, que cada cuento sea un hallazgo, un pequeño tesoro.

Otro lector recuerda y opina:

-Tenía el recuerdo de El suelo bendito, con la que me lo pasé muy bien. Me gusta pasármelo muy bien. Tengo poca retentiva tengo que volver a leer. El chino de Cuatroca me encantó. El curso de natación me gustó menos. Tiene mucha cultura, mucha música.


Óscar Esquivias contesta:

-El arte nos conmueve aunque nos haga sufrir. Hay obras duras, como las pinturas negras de Goya, pero lo pasamos bien sufriendo. O La Pasión según San Mateo que es desoladora. Si te hace reír, es maravilloso. Llamar a la risa, no en el sentido frívolo, sino en el de participar en la luminosidad del cuento. 

La música es importante. Descubrí la música en el Instituto de Gamonal, con una profesora interina que nos ponía música y la música me arrebataba. No tengo conocimientos musicales. Mi cultura musical comienza con alguien que me pasó el carnet de la Sociedad Filarmónica porque se marchaba fuera de Burgos. Después, la vida me ha llevado a convivir con músicos, a casarme con un músico. Me llaman mucho la atención los estudiantes de música, de un instrumento. Es una especie de vocación con disciplina férrea, desde la niñez, una categoría de artistas muy especial con una disciplina de gimnasta de élite. Los veo vulnerables porque se les exige como si fueran adultos, me son muy simpáticos.

Foto del encuentro con Esquivias, cortesía de María Jesús Caballero.

-Pedro Ojeda piensa que la música se interioriza en los relatos de Andarás perdido por el mundo. El frullato del oboe en el relato de la Yoli, en Hamlet o en la locura de Berlioz. No es un fondo, la parte musical se integra en el cuento.

-Óscar Esquivias dice que la Yoli es toda una evocación. En El misterio de la Encarnación, un músico está calentando y hace un trémolo o frullato, porque un oboe puede sonar como el timbre de la puerta. Una embarazada de catorce años. Nace todo el cuento. Ese poder de la música de traer lo que hemos vivido.

En el El príncipe Hamlet de Mtsensk hay un recuerdo a la ópera Lady Macbeth en Mtsensk. Un estudiante becado en Moscú, el cuento como un concierto para piano.

Otro lector dice:

-El arpa eolica  me voy al último, es una ficción real, te lo vas creyendo, le das la vuelta, es un juego ficción realidad. Lo de eólico me pareció fenomenal, la semilocura de Berlioz.

Un arpa no eólica de una concertista perdida por el mundo.

Óscar Esquivias contesta:

 -El arpa eolica parte de una situación real. Los padres de Berlioz querían que ejerciera la Medicina, él dejó de ir al hospital de la Piedad y se puso a estudiar música. Empezó tarde y le decían que tenía ciertas carencias. Cherubini tenía mala opinión de Berlioz. Berlioz le entregará la Sinfonía fantástica con un aquelarre. Es una fantasía macabra de Berlioz. Fogoso romántico, quería que su carácter quedara reflejado. Un instrumento griego en que el propio viento hacía sonar la música.

Pedro Ojeda interviene:

-Óscar da a lo trágico un toque de humor, nos imaginamos a Berlioz.

Pedro Ojeda sugiere:

-Tal vez María Ángeles quiera contar como acabó el libro en la Catedral de Burgos.

-María Ángeles, la que esto escribe, entró en la Catedral de Burgos con el libro Andarás perdido por el mundo. Fue el día de Jueves Santo y, como siempre que la visito, eché una ojeada al arco sepulcral del arcediano don Pedro Fernández de Villegas, en la girola. Recordáis que Óscar Esquivias lo utilizó como clave en su trilogía dantesca. Pensé qué opinaría el arcediano de los relatos que tenía en el bolso. Él era un humanista y de mentalidad abierta para su época, supongo...Pero se hubiera hecho de cruces a partir de la página 15, ya sabéis, cuando los catequistas se saltan las normas del campamento y...No nos llevaría a la puerta del Purgatorio, sino directamente a la del Infierno. De todas maneras, coloqué el libro en su pétrea almohada e hice la foto, ante la mirada benévola del vigilante. Aquí la tenéis.


Otro lector opina: 

-Mi favorito es el de la Yoli, no sé explicar por qué. Tal vez haría falta una lista de reproducción de música con el libro.

Óscar Esquivias contesta:

-El relato Todo un mundo lejano se titula así por Baudelaire, al que la cabellera de una mujer le evocaba "todo un mundo lejano". Hay mucha música en Todo un mundo lejano. Hay música en cada cuento: el quinteto para piano de Borodin, Mambo, merengue, música inglesa que aborrezco...No es necesario tener presente toda esa música.

-Las referencias musicales nos llevarían horas y horas.

Pedro Ojeda  agradece las visitas virtuales de Óscar Esquivias. Yo también se lo agradezco. Así como la dedicatoria en mi ejemplar de Andarás perdido por el mundo. Como si fuera un cuento más, Dios Padre crea para mí las arañas y las abejas. Y no le quedan mal. 



Agradecemos a la Asociación y a Óscar su disposición.

Ha sido un encuentro muy enriquecedor.  Y lo hemos pasado muy bien, que todo hay que decirlo.

Un abrazo para todos de:

María Ángeles Merino

Nota: He utilizado el color naranja para Óscar Esquivias, el azul para Pedro Ojeda y el verde oscuro para los lectores.