miércoles, 28 de octubre de 2015

"El licenciado Vidriera" y "El casamiento engañoso": la libertad del individuo frente a la sociedad.



Pequeña crónica de la reunión del Club de Lectura presencial, de la UBU. Comentamos "El licenciado Vidriera" y "El casamiento engañoso", novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por el profesor Pedro Ojeda. 

Ayer, día 27 de octubre de 2015, a las cuatro y media dela tarde, tuvo lugar, en la Biblioteca Central de la UBU,  la primera reunión, en su formato habitual, de nuestro Club de Lectura, en el presente curso 2015-2016. 

Fue un poco más de hora y media muy grata y corta, junto a los compañeros lectores, el profesor Pedro Ojeda y...Miguel de Cervantes. El libro correspondiente al presente mes de octubre era el de las Novelas Ejemplares, casi nada, la debilidad del profe...y la mía. Y la de tantos desocupados y amantísimos lectores.



Una proyección del  archiconocido retrato de Cervantes de Juan de Jáuregui, que ni es de Cervantes ni es de Jáuregui como precisó nuestro profesor, presidió el acto. Si la Real Academia lo reverencia...bien está como icono del mejor autor en lengua castellana. 



Pedro Ojeda comienza recordando las dos últimas actividades del Club, de imborrable recuerdo. Aquel viaje de fin de curso, en julio, a Tanger, tras las huellas de Núñez de Arce. Y la inauguración de este curso, con la música y las palabras del músico Diego Fernández Magdaleno.

Asimismo nos anticipa algunos acontecimientos. Dentro de un mes, publicará su poemario erótico que no pornográfico: "Piel". Presenciaremos "El alcalde de Zalamea" en el teatro Calderón y tendremos un encuentro con la compañía que lo representa. Tenemos pendiente un viaje por tierras manchegas, será para la primavera. Participaremos en la Feria del Libro con una obra común para todos los clubes de lectura de Burgos. Tal vez leamos otra novela ejemplar. Y viajemos, como fin de curso, a tierras provenzales. 

Vayamos con las dos novelas, las dos que no son tres: "El licenciado Vidriera" y "El casamiento engañoso", marco de "El coloquio de los perros". 



Pedro Ojeda

PO. nos sitúa en la situación de Cervantes, en el momento de publicar las Novelas Ejemplares. Era un hombre con graves problemas económicos. La familia arrastraba una deuda desde los tiempos en que tuvieron que rescatarle, a él y a su hermano Rodrigo, del cautiverio de Árgel. Había que devolver el préstamo, le urgía ganar dinero con la literatura y sacar del cajón todo lo que se pudiera imprimir.

De las Novelas Ejemplares existían versiones anteriores y manuscritas. Era entonces la forma normal de circular una obra, tenía la ventaja de que no había pasado por la censura y conservaba los paisajes y alusiones suprimidas. A la muerte del autor, hay mucha ediciones que incluyen novelas "ejemplares" de dudosa autoría, tal es el caso de "La tía fingida". Lo mismo ocurre con algunas de las autógrafas. Nos atenemos a la publicada por Cervantes, en 1613.




A continuación, Pedro Ojeda pregunta qué nos han parecido las dos que no son tres. Transcribo a continuación,con la mayor fidelidad que me sea posible, las opiniones de algunos de los lectores, junto a la exposición de nuestro profesor.

-Me ha resultado curiosa porque no deja títere con cabeza, pone "a parir" a todos los oficios, a toda la sociedad,con la excepción de la Iglesia.

-Me recuerda al filósofo Sócrates que iba por las calles contestando a su alumnos, veo cierto paralelismo con el filósofo.

Cervantes efectivamente repasa todos los oficios.

¿Bien estructurada? La crítica tradicional dice que no tiene estructura alguna. Cuando Vidriera se cura, nadie le escucha. Y los críticos no saben cómo coger esto. 

"La ilusión de cristal", sentirse transparente, como el licenciado Vidriera, es una patología real ya detectada en siglo XV y padecida por personajes históricos. Cervantes tiene conocimientos médicos, tal vez por la tradición familiar de su padre barbero cirujano y judeo converso, y describe un padecimiento que se registró, por última vez, hace tan solo dos años. No lo inventa, describe un carácter melancólico, con una fuerte conciencia de la individualidad que lleva al estado de Vidriera o al de don Quijote.



¿Hay algún médico en la sala? pregunta con humor P.O. Lo hay. Nuestra médico lectora nos precisa:

-Es una psicosis que altera la realidad, una desestructuración de la realidad, con una fobia a que te rompan.

La ilusión de vidrio es provocada por una sustancia en el membrillo. Lo cura un padre jerónimo, con un exorcismo, ahí está la clave. 



-Hay que meter la novela en su contexto, quedan secuelas de la Edad Media y sus creencias sobrenaturales. Cervantes escribe esto cuando el hombre empieza a ser libre, pero no está preparado. Se enfrenta a una realidad ante la cual no sabe qué hacer. Vidriera la destapa, saca los trapos sucios, los de todos, excepto los del clero y la nobleza, a los que no puede criticar. En el conflicto entre el individuo y la sociedad, están todas las claves del Quijote. Por eso lo ha elegido Pedro Ojeda.

-Lo más interesante es la estética del Renacimiento. Era un genio Cervantes. En cincuenta páginas rompe con la Edad Media, destroza a los gremios, sólo quedan las armas y los buenos poetas. Anticipa el Barroco con su prosa realista. ¡Cómo cuenta el viaje a Italia!

De Flandes cuenta poco, hay una clave biográfica en el viaje a Italia que Cervantes conoció muy bien.  No es el caso de Flandes, se nota que allí no estuvo.

¿"El casamiento engañoso" con "El coloquio de los perros"?

-Me ha gustado por su ironía.

Los perros son más humanos que los hombres y los hombres más perros que los perros. Cervantes se disfraza de perro para decir qué le pasa, el componente biográfico está siempre en su obra: su teatro, Los Baños de Árgel, el Quijote...


-Se ha cambiado muy poco. Sigue habiendo engaños, gente que habla y no sabe lo que dice...

-Un lector que confiesa no haber leído las Novelas Ejemplares: un hombre al que le queda muy poca vida que puede escribir lo que escribe, superar todo y dar una obra inmortal.

Amargura, no hay amargura en Cervantes, No la transmite. Quevedo sí, es del sistema. Cervantes es vitalista, no es del sistema.

Apariencia y engaño. Todas las novelas cervantinas están construidas con apariencia y engaño. Al comienzo de "La gitanilla" leemos: "Parece que...". Es un juego.

-Nada es lo que parece.

Hay una subversión de los géneros y del mensaje. La lectura conecta con el lector porque, por debajo, está el mar de fondo, con optimismo y humor.

-Yo me lo he pasado muy bien, no he visto nada de eso que decís, pero lo he pasado muy bien.

-Hemos disfrutado de esto, gracias a tu elección. Es una novela actual, aún pasa ahora...he descubierto que existían los procuradores. Y Cervantes los critica.

El personaje que engaña se queda sin nada, compuesto y con un regalito: la sífilis. Nunca antes el protagonista había sido un enfermo de enfermedad transmitida sexualmente.

Se lee a los quince años y está bien que se lea. Cervantes lo escribe cuando es mayor, con una experiencia de vida, con toda una experiencia. Cuando somos mayores, estamos mejor preparados para leer esto. De las lecturas de la juventud nos queda, muchas veces una imagen falsa. Nos preguntan por el Lazarillo y decimos que es la historia de un niño, cuando en realidad es el relato de un cornudo, contento de ser cornudo. Los clásicos no son suavecitos y hay que leerlos. En el Quijote siempre se encuentran cosas nuevas, una frase, un giro, una ironía.
Mi última lectura, ya madura, del Lazarillo.

-Se puede leer como puro entretenimiento, admite todas las lecturas. 

La genialidad engancha. ¿Cómo en una novela realista se ponen a hablar los perros?  Es un truco de Cervantes, una genialidad, no nos hemos dado cuenta, pasa inadvertido. Es un delirio de las fiebres de Campuzano. No es real, es fruto de un estado febril. Se lo puede estar inventando, dudamos del narrador. Nunca nos fiemos de él, miente, destruye la fidelidad narradora. Todo es un juego de apariencias.

Dice soy el primero que ha novelado en castellano. Novela quiere decir la novella corta, de corte italiano, como el Decamerón; pero el Decameron tiene un marco narrativo y aquí no existe. Elimina el marco narrativo y nos deja a solas con las novelas. Cualquier lector del XVII echaría en falta el marco, aquí el marco es el prólogo. Es un juego, nos está engañando con el retrato, todo es engaño, todo es seducción.



A Pedro le gusta "El licenciado Vidriera" porque es un mini Quijote, la misma lectura sin la amargura de la muerte. Un niño desclasado que no sabemos de dónde viene, no sabemos quién es, empieza a vivir.  El licenciado  va a ser libre pero la sociedad no lo tolera. La mujer va a ser la mano armada, lo envenena y se vuelve loco, la máxima expresión de libertad, como don Quijote , que a los cincuenta años se va a hacer locuras.Puede decir lo que le da la gana, sin consecuencias. Con la cordura, no se le tolera, le cierran las puertas, va a buscar la muerte, a Flandes. 



La sociedad no tolera a alguien  libre. Por eso, Avellaneda reconducirá a don Quijote a la convención social. Hay un choque entre el individuo y la sociedad. Al Licenciado Vidriera, le cierran las puertas y sólo le queda la muerte. Aunque nos parezca extraño, en aquel tiempo, sólo había libertad en la milicia y en los conventos.

El licenciado Vidriera era una persona libre. La sociedad le dará con la puerta e las narices. Con esto, damos por terminada la reunión. Nos despedimos hasta que nos veamos con "El mudejarillo", de Jiménez Lozano.

Ahora, con estos mimbres, completaré mi entrada comentario a "El casamiento engañoso", marco de "El coloquio de los perros".

Un abrazo de María Ángeles Merino

jueves, 22 de octubre de 2015

"El licenciado Vidriera": "ninguno pudiera creer sino que era uno de los más cuerdos del mundo".



Salúdoles de nuevo, desocupados y amantísimos lectores. ¿Recuerdan de las dos entradas anteriores?

Soñaba a don Lope de Vega, junto al misterioso Alonso Fernández de Avellaneda. Los veía, bien acomodados, en  la casa del Fénix de los Ingenios. Se refugiaron allí, para leer y hablar. Cada uno iba armado con un ejemplar de las "Novelas ejemplares" de Cervantes. Leyeron el prólogo y parte del "El licenciado Vidriera". Sigo con mi sueño, los reúno un segundo día y el diálogo sería algo así: 

-Ay, amigo Lope, qué pesimista se torna esta historia de tan feliz comienzo para el protagonista. El que dice llamarse Tomás Rodaja, un muchacho al parecer de origen campesino, alcanza su meta de estudiar en Salamanca, realiza el viaje de sus sueños y se gradúa como licenciado en Leyes. Todo le ha salido redondo y la rodaja ya es rueda. Mas todo se ha de torcer porque llega a la ciudad en busca de "pájaros", "una dama de todo rumbo y manejo". Muy a pesar de su oficio,  se enamora de él  y, desdeñada,  para forzar su voluntad, le hace ingerir un membrillo toledano, adobado con un "veneficio" o bebida amatoria. Tomás enferma, casi muere y da en creer que es de vidrio y puede quebrarse a la mínima. 

-Mas atienda su mercé: "Comió en tal mal punto Tomás el membrillo que al momento comenzó a herir de pies y manos como si tuviese alferecía, y sin volver en sí estuvo muchas horas..."




¿Comió, en verdad, una fruta emponzoñada o estamos ante una escena obscena, con desmayo incluido? Ya sabe voacé del membrillo, la fruta de Venus, la rara disposición de las semillas en el interior del fruto. ¿Se sintió acaso tan sucio y profanado, él, tan casto, que sólo metamorfoseado en figura de vidrio podría recobrar su primitiva pureza? Que ni las rubias genovesas, ya ve vuesa mercé: buenos vinos, contundentes comidas, ruinas venerables y bellezas artísticas que no de carne y hueso. 



-Ahora que lo decís vos, que tanto trabajo dais a la péndola, habrá que considerar tamaña posibilidad.

-Doncel o no, membrillo u otra cosa que se le semeja, vamos con la locura, la que nos hace entrar en la parte novelesca de una novela poco novelesca. Porque aquí no hay aventuras bizantinas, ni amoríos, ni mujeres forzadas, ni pérdida de la libertad, ni robos y tropelías. Tan solo un rosario de apotegmas pesimistas, amargadas, contra una sociedad que pinta como corrupta. Sentencias puestas en la boca de un loco.


-Pero son sentencias muy ingeniosas que desnudan con el dardo de la palabra. Muéstrase como un loco cuerdo, muy atinado en sus mordaces juicios. Me recuerda a mi don Quijote.

-¿Suyo don Quijote, don Alonso Fernández de Avellaneda? Bueno, que yo sé bien de su verdadero nombre y su tercera salida del hidalgo de la Mancha...a callar.

-Tenga la bondad de guardarme el secreto, amigo Lope.

-Sea ansí. Sigamos con las sentencias del licenciado Vidriera que algunas recordáronme las maldades de las gentes lenguaraces del pueblo llano, sin latines ni filosofías; mas el vecino o vecina quédanse temblando de la mesma manera. Y no han estudiado en Salamanca, ni en parte alguna, que mayormente no saben leer.

-Al de vidrio, preguntábanle  muchas y difíciles cosas y a todas respondía "con propiedad y agudeza", causaba la admiración de los más sabios. Mas seguía con su locura. Vestía ropa amplía, no se calzaba, dábanle de comer un poco de fruta con la punta de una vara, dormía a cielo abierto o en un pajar, temblaba cuando tronaba, tal era su miedo a romperse en pedazos. 



-Tuviéronle un tiempo encerrado sus amigos. Como persistía en su desgracia, dejáronle andar libre. Salió por la ciudad, causando "admiración y lástima". Los traviesos muchachos le cercaban, le tiraban trapos y aun piedras. Vidriera voceaba, salían hombres a reñirlos, que no le tirasen. Muchos se aficionaron a seguirle por el gusto de oírle responder, aun los jovenzuelos tuvieron por mejor partido "antes oílle que tiralle" , tales agudezas soltaba. Vayamos con la sarta de apotegmas.

-Tiene sentencias breves y graciosas para todos, para gentes de toda condición y oficio, para cualquier consulta. 

-O no tan graciosas, como la que dedica a la ropera que le dice que no puede llorar. Vidriera le sugiere, en latín, algo de San Lucas, que no llore por él sino por sus hijos, como las "filiae Hierusalem". El marido de la mujer bien entiende la malicia, que los roperitos son fruto del adulterio. Todo un licenciado y desciende a las hablillas de las comadres.

-Pregúntale uno qué consejo daría a un amigo muy triste porque su mujer se había ido con otro. La respuesta, que dé gracias a Dios por llevarle de casa al enemigo. ¿Y no ha de ir a buscarla? No, que sería un perpetuo testigo de su deshonra. ¿Y para tener paz con su mujer qué ha de hacer? preguntaba el mismo. Le aconsejó dar a la esposa todo lo que ha menester y que mande a todos los de casa, pero no a él. 

-Asuntos domésticos, de andar con los pantuflos de velludo. 

-No siempre amigo Lope, que hay féminas que defienden su libertad, en contra de las Sagradas Escrituras. Que lean a San Pablo y callen en las iglesias, y en casa. Y si no saben leer, para eso tienen al señor cura.

-Bien se ve que vuesa merced no está doctorado en la ardua ciencia del trato con mujeres.

-Y vos lleváis varios cum laude, mi señor don Lope de Vega y Carpio. Sigamos. 
Quejábase un muchacho de que su padre le azotaba muchas veces y quería desgarrarse de él. El licenciado le advierte de que los azotes de los padres honran, que no así los del verdugo. Más de asuntos domésticos. Nos lo enseña el libro de los Proverbios, que la vara y la reprensión dan sabiduría.


"La Virgen castigando al Niño Jesús ante tres testigos", Max Ernst, 1926

- Yo no confiaría en los frutos de tan dolorosa enseñanza. Y del verdugo mejor no hablar. A continuación, roza el tema de los cristianos nuevos y viejos, solo un loco se permite bromear con tan espinoso tema. 

-Y Cervantes sabía esquivar las espinas, conocía el tema desde dentro. Escribió que estaba nuestro loco a la puerta de una iglesia, vio un labrador "de los que siempre blasonan de cristianos viejos". Detrás venía otro, no tan cristiano viejo. El Licenciado daba grandes voces: "Esperad, Domingo, a que pase el Sábado". 

Puerta de la antigua judería, en la muralla de Burgos.

-"De los maestros de escuela decía que eran dichosos, pues trataban siempre con ángeles,y que fueran dichosísimos si los angelitos no fueran mocosos". Daba muestras de haber peleado poco con criaturas, angelitos dice.  Y mocosos, añade. Cuando se está con cincuenta angelitos, los mocos ni los ves. Me acuerdo de mí mismo cuando asistía a la escuela. ¿Angelito yo? 

-No, pardiez, no lo conocí en tan tierna edad pero daría fe de su condición escasamente angelical. 

Dejemos las digresiones. La fama del licenciado de cristal se extendió por toda Castilla, la de su locura y la de sus respuestas. Un gran personaje de la Corte quiso enviar por él. Él pidió se le excusase, pues no servía para palacio, que tenía vergüenza y no sabía lisonjear. Con todo, el caballero le envió a la Corte y "pusiéronle en unas arganas de paja, como aquellas donde llevan el vidrio". 



Llegó a Valladolid y le desembanastaron en la casa del gran personaje que había enviado por él; el cual le dio la bienvenida y le preguntó qué tal el camino y la salud. Contestó que ningún camino era malo si se acababa, no ocurría así con el que lleva a la horca. De salud, dijo que estaba neutral, pues estaban encontrados mil pulsos en su celebro, a saber qué quiso decir.

Opinaba de todo.  De la caza de altanería, tan poco provechosa y tan altanera. De la de liebres, buena si los galgos son prestados. Al caballero le gustó su locura y le dejó salir por la ciudad, con un hombre que cuidaba de que los muchachos no le hiciesen mal. A cada paso, respondía a preguntas, como la de un estudiante que le preguntó si era poeta. 

-Veamos como nos consideran el loco y don Miguel, que el escritor tiene también su punto de locura. Respondió que "hasta ahora no he sido ta necio, ni tan venturoso". El estudiante no entendía y explicose: "No he sido tan necio que diese en poeta malo, ni tan venturoso que haya merecido serlo bueno". Preguntole otro estudiante que en qué estimación tenía a los poetas. Respondió que a la ciencia en mucha, a los poetas en ninguna. Le replicaron y tuvo que aclarar: "eran tan pocos los buenos, que casi no hacían número; y así, como si no hubiese poetas, no los estimaba; pero que admiraba y reverenciaba la ciencia de la poesía porque encerraba en sí todas las demás ciencias". 

- "...porque de todas se sirve, de todas se adorna, y pule y saca a luz sus maravillosas obras". ¡Qué palabras tan hermosas y cómo cita a Ovidio de memoria este loco! Ya sabe, lo de nuestro venerable nombre, lo de que hay un dios en nosotros, lo de que se nos llama adivinos y amados de los dioses. 






¡Y cómo ridiculiza a los malos poetas! El "churrullero", entiéndase fanfarrón, que saca su soneto de entre mil papeles mugrientos y lo recita en tono melifluo y alfeñicado. Y si los que le escuchan no le alaban, dice que o no lo han entendido o él no lo ha sabido decir. Y lo vuelve a recitar, con renovados ademanes. Lo confieso, don Lope, conozco a churrulleros destos.

- De esos que sacan el sonetillo...sí, yo también los he sufrido en silencio. El loco nos retrata censurándonos unos a otros: "¿Qué diré del ladrar que hacen los cachorros y modernos a los mastinazos antiguos y graves? ¿Y qué de los que murmuran de algunos ilustres y excelentes sujetos, donde resplandece la verdadera luz de la poesía...? 

-Pues qué, ¿no hemos de mordisquear un poquillo a los mastinazos como don Miguel?

-Mirad aquí, si esto tiene alguna gracia... Dice que le preguntaron cuál era la causa de que los poetas fueran pobres. El loco contesta que porque ellos querían, que sus damas eran riquísimas, pues tenían los cabellos de oro, la frente de plata, los ojos de esmeralda, los dientes de marfil...Esto decía de los malos poetas, que de los buenos siempre dijo bien y nos levantó "sobre el cuerno de la luna". No nos subas tan alto y déjate de cuernos, Miguel...

- Otro día los dardos fueron para los malos pintores que vomitan a la naturaleza en lugar de imitarla. En otra ocasión, se arrimó a una librería y allí destapó una mala costumbre de algunos libreros ladrones:

"...la burla que hacen a su autor si acaso le imprime a su costa; pues, en lugar de mil y quinientos, imprimen tres mil libros, y, cuando el autor piensa que se venden los suyos, se despachan los ajenos".

Al licenciado Vidriera no se le escapaba la ocasión de soltar su breve sentencia. Ya fuera sobre los azotados por ladrones o alcahuetas, ya el portador de la silla de manos, ya el mozo de mulas y sus malas mulas de alquiler, carreteros, arrieros, marineros...A los boticarios, "enemigos de sus candiles", porque si les faltaba algún aceite para sus medicinas, lo suplían con el del candil, el que tenían más a mano, con lo cual la medicina obraba al revés. 


- Y hablando de boticarios, salieron los médicos a relucir. Primero lo del Eclesiastés, lo de honrar al médico porque de Dios viene toda medicina...eso para los buenos. De los malos médicos, todo al revés, porque los consideraba como a la gente más dañosa a la república: "Solo los médicos nos pueden matar y nos matan sin temor, y a pie quedo, sin desenvainar otra espada que la de un récipe". 


-No le falta razón al loco, luego meten el cuerpo del delito bajo tierra y se acabó. 

-Por todo lo que le decía, de oficios y demás, se andaban tras él, sin hacerle mal y sin dejarle sosegar. Jueces crueles, letrados, sastres vagos, zapateros; para todos guardaba una agudeza más o menos graciosa...o sin gracia. La tendera que tenía una hija muy fea y con muchas galas, los pasteleros y sus pasteles mermados, titiriteros, comediantes, autores de comedias...veamos qué dice de la gente del teatro:

¿Hidalgos los comediantes? No, "lo que menos ha menester la farsa es personas bien nacidas, galanes sí, gentiles hombres y de expeditas lenguas...ganan su pan con inllevable trabajo, tomando continuo de memoria...no engañan a nadie...sacan sus mercaduría...al juicio y a la vista de todos".

Se nota que Cervantes aprecia a los comediantes, aunque su teatro no recibiera el favor del público. ¿Y qué cuenta de los autores? Como él y como yo, yo gocé del éxito y del dinero, gracias a Dios. Cervantes sigue pobre, mirad lo que escribe:

"El trabajo de los autores es increíble, y su cuidado, extraordinario, y han de ganar mucho para que al cabo del año no salgan tan empeñados, que les sea forzoso hacer pleito de acreedores. Y, con todo esto, son necesarios en la república, como lo son las florestas, las alamedas y las vistas de recreación, y como lo son las cosas que honestamente recrean".

Teatro del Siglo de Oro

-¡No ha de dejar oficio sin pullazo! Los diestros en  armas, los que llevan las barbas teñidas, las inútiles dueñas con sus tocas avainilladas y remilgos, los escribanos, alguaciles, procuradores...cuál es la mejor tierra, si es preferible Madrid o Valladolid, músicos, correos de a pie, las damas cortesanas más corteses que sanas...

Picóle una avispa en el cuello, no se sacudía por no romperse. Preguntole uno cómo la sentía, siendo de vidrio. Contestole que era una avispa murmuradora,capaz de desmoronar cuerpos de bronce, qué no hará con el cristal.

- Pasó por donde él estaba un religioso muy gordo. Alguien comentó que no se podía mover. Vidriera enojose y citó aquello de "Nolite tangere christos meos". Y les recordó que, de pocos años a esta parte, los que la Iglesia había canonizado y llamado bienaventurados eran frailes y no capitanes, ni secretarios, ni condes...

-Vidriera está loco, mas se cuida de no atacar a los frailes. Que los oídos del Santo Oficio están donde menos se piensa. Cervantes, aunque piadoso, posee cierta fama de erasmista, ya sabe su mercé.

Y de los frailes héticos pasa a los gariteros y tahúres, con sus milagros. Sacar el barato, pasar el naipe adelante, juegos de polla y cientos, estocada, reparolo, siete y llevar y pinta en la del punto. ¿No sabe demasiado de naipes nuestro amigo don Miguel?


-Sabe de paciencia y barajar, sí. Sigamos con Vidriera que decía tales cosas que, si no fuera por tan claras señales de locura, como los grandes gritos cuando alguien lo tocaba, "ninguno pudiera creer sino que era uno de los más cuerdos del mundo". 


¿Me habrá contagiado Vidriera su locura? ¿De cristal los calamares?

Dos años duró su enfermedad, porque un religioso de San Jerónimo, "que tenía gracia y ciencia particular...en curar locos", tomó a su cargo al licenciado y lo sanó. "Y, así como le vio sano, le vistió como letrado y le hizo volver a la Corte, adonde, con dar tantas muestras de cuerdo como las había dado de loco, podía usar su oficio y hacerse famoso por él".


-Allí, en la Corte, se llamó licenciado Rueda, que no Rodaja. Pero, apenas hubo entrado, fue conocido de los muchachos; mas, como le vieron en diferente hábito, no osaron gritarle ni hacerle preguntas, aunque le seguían y decían:

-"¿Éste no es el loco Vidriera? ¡A fe que es él! Ya viene cuerdo. Pero tan bien puede ser loco bien vestido como mal vestido; preguntémosle algo, y salgamos desta confusión".

Todo lo oía y callaba. De los muchachos a los hombres, llevaba tras de sí más de doscientas personas. Alzó la voz y dijo:

-"Señores, yo soy el licenciado Vidriera, pero no el que solía: soy ahora el licenciado Rueda; sucesos...me quitaron el juicio, y las misericordias de Dios me le han vuelto... Yo soy graduado en leyes por Salamanca...Aquí he venido a este gran mar de la Corte para abogar y ganar la vida...por amor de Dios que no hagáis que el seguirme sea perseguirme, y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo".

- Nadie tomaba en serio a un antiguo loco. Salió otro día y fue lo mismo. Hizo otro sermón, no sirvió de nada. "Perdía mucho y no ganaba cosa; y, viéndose morir de hambre, determinó de dejar la Corte y volverse a Flandes, donde pensaba valerse de las fuerzas de su brazo, pues no se podía valer de las de su ingenio".



Don Quijote y Sancho en Bruselas (Flandes). Foto enviada por mi amiga Luz del Olmo.

La Rueda de la Fortuna le llevó, de nuevo, a Flandes. Allí acabó de eternizar la vida por las armas ya que no pudo por las letras. Junto a su amigo el capitán Valdivia, "dejó fama en su muerte de prudente y valentísimo soldado".

Reconozcamos, amigo Alonso, el mérito de nuestro amigo, que no enemigo, don Miguel de Cervantes. 

Un abrazo de María Ángeles Merino para los que pasáis por aquí.

jueves, 15 de octubre de 2015

"El licenciado Vidriera": "viendo que en un sujeto donde se contenía tan extraordinaria locura como era el pensar que fuese de vidrio, se encerrase tan grande entendimiento"


El membrillo culpable de la locura de Tomás.

Comentario, en forma de diálogo imaginado, para la lectura de la novela ejemplar "El licenciado Vidriera" de Miguel de Cervantes. Destinado a la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

Salúdoles de nuevo, desocupados y amantísimos lectores. En la entrada anterior, me ocupaba del prólogo de las "Novelas Ejemplares" y, tras dedicar unas líneas a las ediciones que utilizo para su lectura, me puse a comentar lo que viene después de "Quisiera yo, si fuera posible, lector amantísimo, excusarme de escribir este prólogo".

Escribía, escribía, sin placerme lo escrito. Hasta que...¡ya está! Me puse a soñar con un ficticio diálogo entre dos rivales de Cervantes bien conocidos: Lope de Vega y el llamado Alonso Fernández de Avellaneda, el autor del Quijote apócrifo. ¿Por qué escribo cosas así?

Vaya usted a saber, la actividad de mis neuronas cruzada con mis circunstancias personales, el yo y sus circunstancias, que diría el maestro Ortega. Y el fruto, acabo de enterarme, es que cada miércoles me metamorfoseo en fanfic, abreviatura de fanfiction. Me informó la seña Carmen, la del blog "Lunes galbana",  en un comentario a mi entrada anterior. 



Así que me pongo a soñar de nuevo, a la espera de mi metamorfosis de mitad de semana:

¡Ya está! Mis dedos me piden guerra. Imagino a don Lope de Vega, de rostro conocido, junto al misterioso Alonso Fernández de Avellaneda, de aspecto un tanto eclesiástico. Los veo, bien acomodados, en los almohadones de un estrado. Es  la casa del Fénix de los Ingenios y, aunque sea un espacio para mujeres, no vemos ninguna; sólo un bastidor con una jota mayúscula a medio bordar sugiere la presencia, o la ausencia, de una mujer. Lope y Avellaneda se han refugiado allí, para leer y hablar. Cada uno va armado con un ejemplar de las "Novelas ejemplares" y no van a dejar títere con cabeza. ¿O tal vez no sea ansí?



"PASEÁNDOSE dos caballeros estudiantes por las riberas de Tormes, hallaron en ellas, debajo de un árbol durmiendo, a un muchacho de hasta edad de once años, vestido como labrador".

-Así que se paseaban dos caballeros por las riberas del Tormes. ¡Lazarillo habemus! 



Lazarillo junto al mar Cantábrico, que no junto al  Tormes.

¿Estaremos ante el pícaro Tomás?

-No, por cierto, don Alonso, que , aunque busca un amo para servir, aquí no sabemos nada de su bajo origen, ni nos consta que el mismo sea deshonroso. Sólo conocemos que va "vestido como un labrador". Un muchacho "de hasta once años" que dice haber olvidado el nombre de su tierra; algo muy de Cervantes, ciertamente, lo de no querer acordarse. 


-No tan bajo, si sabe leer y escribir y osa estudiar en Salamanca, aunque sea como criado, a cambio del estudio. Y el muchacho pica alto, dice que nadie sabrá el nombre de su patria y de sus padres hasta que pueda honrarlos. ¡Como un caballero andante desas novelas que don Miguel desea poner en aborrecimiento de las gentes!




-Y cuando le preguntan cómo piensa honrarlos, Tomás Rodaja contesta que lo hará siendo famoso con sus estudios, porque él ha oído decir que "de los hombres se hacen los obispos".  Y la brava respuesta mueve la voluntad de los caballeros estudiantes, dicho y hecho, lo llevan consigo y le dan estudios, a cambio de sus servicios. 

-Todo sucede con rapidez: "A pocos días le vistieron de negro, y a pocas semanas dio Tomás muestras de tener raro ingenio..." Tan buen servidor como buen estudiante y los amos le tratan tan bien que ya no es criado sino compañero. Todo ha rodado demasiado bien para Rodaja. Ocho años que ruedan en no mucho más de ocho líneas, hasta que sus amos se vuelven a Málaga y se llevan consigo al fiel servidor que, al cabo de algunos días, pide licencia para volverse. ¿Se aburre en el lugar andaluz?

-No, sino que le fatigan "los deseos de volver a sus estudios y a Salamanca (que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado)". Cervantes apunta a hechizos que no son los de los libros, apacibles o desapacibles. El verbo gustar ya nos señala algo y no creo que sea apacibilidad lo que busca un joven. Y los amos, "corteses y liberales" no sólo se lo dan sino que le acomodan de suerte que se pueda sustentar tres años. Tanta liberalidad es extraña y forzada, mas el escritor tiene en mente una historia y le estorba un Tomás sin un maravedí en el bolsillo. 

-El hechizo de Salamanca se desvanece presto. Sale de Málaga y, apenas lleva recorridas unas pocas leguas, en la cuesta de la Zambra, cuando conoce al capitán Diego de Valdivia que ha de torcer su rueda de la Fortuna. 




¡Le pinta tan al vivo  la belleza de las ciudades italianas y la abundancia de las comidas de las hosterías! ¡Y con palabras en italiano, como si estuviera a la mesa de una de ellas!

"aconcha, patrón; pasa acá, manigoldo; venga la macarela, li polastri e li macarroni"

 -Y le alaba el cielo de la vida libre del soldado y la libertad de Italia, omitiendo el infierno: "el frío de las centinelas, del peligro de los asaltos, del espanto de las batallas, de la hambre de los cercos, de la ruina de la minas...". Bien conoce el soldado Cervantes tamaños infiernos.

-El capitán apenas lo conoce pero ya está "contentísimo de la buena presencia, ingenio y desenvoltura de Tomás". Le ruega que vaya con él a Italia, ofreciéndole su mesa y aún su bandera "porque su alférez la había de dejar presto"Mas el muchacho no desea ser soldado, con pagas y socorros, aunque el capitán le dé licencia cuando se le antoje. Su conciencia es religiosamente escrupulosa y más quiere "ir suelto que obligado"La rueda de la Fortuna semeja ir bien engrasada, "como si todo hubiera de suceder a la medida de su gusto"



-Fortuna imperatrix mundi. Fortuna mutabile. Buenos estaría los tercios con capitanes así. Sigamos, don Alonso. Llegan donde está la compañía, marchan hacia Cartagena y Tomás va conociendo incomodidades y abusos.Y lo peor, tener que hacer por necesidad todo aquello que tan mal le parece. Se embarca en una de las cuatro galeras de Nápoles y allí conoce "la estraña vida de aquellas marítimas casas": chinches, robos, marineros enfadados, ratones, maretas, borrascas y tormentas. ¡Vestido de papagayo y armado con un libro de devoción mariana y un Garcilaso! Un jovenzuelo que ha de aprender a actuar en contra de su conciencia, como nos ocurrió a todos...

-"Mojados y con ojeras" llegan a la hermosísima Genova y olvidan las borrascas en una hostería, donde degustan un "gaudeamus" de vinos italianos seguido de una tanda de los más afamados vinos españoles. ¡Amplio listado el que nos ofrece don Miguel! ¿Los conocía todos? 

Sigamos. De los cabellos rubios de las genovesas, de la gentileza y gallardía de los hombres, de la belleza de la ciudad, de todo admirábase Rodaja; el cual decide no ir al Piamonte con la compañía sino seguir su propio periplo. 



-A partir de ahora, preparémonos para la lluvia de topónimos y de maravillas, propio de un manual para viajeros: Luca, Florencia, Roma, Nápoles, Sicilia, Palermo, Micina,vuelta a Nápoles y a Roma,Venecia, Ferrara, Parma, Plasencia, Milán, Aste...y Flandes. Con sus templos, reliquias, suntuosos edificios, la autoridad de los cardenales, la majestad del Sumo Pontífice, despedazados mármoles, estatuas, arcos, termas, las calles venecianas todas de agua...

Ya conocemos, Miguel, que conoces bien Italia, bien joven tuviste que salir por algunos problemillas. Dudo de que tu viaje fuera tan placentero como el de Tomás, pero la literatura es, en buena parte, la vida que no pudimos vivir, la que nos negó la Rueda de la Fortuna. Que yo te he oído decir: "¿por ventura habrá quien se alabe que tiene echado un clavo a la rodaja de la fortuna?" 

-¿Habláis con Cervantes ausente? Sigamos con tan ejemplar novela. Desde Aste, la compañía parte para Flandes. Allí es muy bien recibido de su amigo el capitán y conoce más maravillas: Amberes, Gante y Bruselas. Ve que todo el país se dispone a tomar las armas y determina volverse a España y a Salamanca. Ha cumplido "con el deseo que le movió a ver lo que había visto". Ahora desea acabar sus estudios. 



-Escucha: "En fin, llegó a Salamanca, donde fue bien recebido de sus amigos, y, con la comodidad que ellos le hicieron, prosiguió sus estudios hasta graduarse de licenciado en leyes". ¡Menos de una línea para graduarse! Hasta aquí, la fortuna rueda como él quiere, más o menos. Veamos como todo se tuerce por una mala mujer. 

Llega a la ciudad "una dama de todo rumbo y manejo"A Tomás le dicen que aquella mujer, de dudosa reputación, ha estado en Italia y Flandes. Por ver si la conoce va a visitarla, "de cuya visita y vista quedó ella enamorada de Tomás".


-Pero no así el señor licenciado. Ella le descubre su voluntad y le ofrece su hacienda. Pero él atiende más a libros que a otros pasatiempos y la señora se ve desdeñada y aborrecida. Ya que no puede conquistarlo por medios ordinarios, busca otros modos. Aconsejada por una morisca, da a Tomás un "hechizo" en un membrillo toledano, una de esas bebidas o comidas amatorias que llaman "veneficios". Veneno es para quien los toma y probado está que fue ansí.


-Tomás come el membrillo y comienza a herir "de pie y de mano como si tuviera alferecía". Está muchas horas sin volver en sí, vuelve al fin como atontado y manifiesta, tartamudeando, que un membrillo le ha muerto y declara quién se lo ha dado. La justicia busca a la culpable pero ha desaparecido. Por cierto: ¿ha visto vuestra merced el interior de un membrillo partido por la mitad? 

-Ande, don Lope, déjese de bromas y niñerías, que ya sé por dónde va voacé. Lo que Cervantes no dice es por qué, obediente, se lo comió. A lo que vamos, seis meses está en la cama, se queda en los huesos y muestra "tener turbados todos los sentidos". Le aplican todos los remedios posibles y sólo le sanan el cuerpo porque queda sano "y loco de la más estraña locura":

"Imaginóse el desdichado que era todo hecho de vidrio, y con esta imaginación, cuando alguno se llegaba a él, daba terribles voces pidiendo y suplicando con palabras y razones concertadas que no se le acercasen, porque le quebrarían; que real y verdaderamente él no era como los otros hombres: que todo era de vidrio de pies a cabeza".

- Muchos, con la intención de que advierta y mire como no se quiebra, arremeten contra él y le abrazan. Y el pobre se echa a gritar, se desmaya y no vuelve en sí en cuatro horas. Cuando vuelve, ruega que no lo vuelvan a hacer. Pide que le hablen de lejos y le pregunten lo que quieran; que responderá con más entendimiento por ser de vidrio y no de carne, que el alma obra con más prontitud y eficacia en materia sutil y delicada como es el cristal.




Lo comprueban, le hacen difíciles preguntas. Su agudeza de ingenio causa admiración  a los más letrados y a los profesores de medicina y filosofía "viendo que en un sujeto donde se contenía tan extraordinaria locura como era el pensar que fuese de vidrio, se encerrase tan grande entendimiento que respondiese a toda pregunta con propiedad y agudeza".

-¡Cuánto sabe de locos nuestro Cervantes! Y no es extrañar, si pensamos en  la profesión de su padre don Rodrigo, barbero y cirujano. Seguro que le acompañó, en muchas ocasiones, cuando le llamaban para reducir a un loco furioso. Una sangría, unas hierbas, algún brebaje, atarle, poco se podía hacer. 

-Pero sus locos son locos sabios que dicen verdades. Don Quijote es un loco cuerdo, bien lo sabe voacé. Cuando habla de materia ajena a su locura caballeresca sorprende por lo atinado de su juicio. 

-Yo a ese don Alonso Quijano lo llevaría a la Casa del Nuncio.

-Ande calle, y no desvele su secreto. Sigamos con el licenciado Rueda que ahora va a ser licenciado Vidriera. La Rueda de la Fortuna ha llevado a Tomás a una situación difícil. Ahora va a dar las respuestas que nadie se atreve a dar, va a poner en tela de juicio las contradicciones y falsedades de gente de diferentes oficios y condición social. Los va a desnudar si puede decirse así. También a los poetas, así que ojo al licenciado Vidriera. A ver qué pullas nos dedica don Miguel de Cervantes. 

Otro día seguimos comentando aquí en el estrado. Por cierto que hemos sido muy benévolos con el enemigo. 

-No podemos disimular que le admiramos.

-¿Eh?
...

Seguiré con este diálogo soñado. El licenciado Vidriera nos sorprenderá con sus respuestas.

Un abrazo de María Ángeles Merino

jueves, 8 de octubre de 2015

"Novelas ejemplares": "Quisiera yo, si fuera posible, lector amantísimo, excusarme de escribir este prólogo"


Comentario, en forma de diálogo imaginado, para la lectura del prólogo de las "Novelas ejemplares! de Cervantes. Destinado a la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

¡Hola!

Os saludo de nuevo. Todavía con la música de aquel piano en mis oídos, comienzo a escribir mi entrada de los miércoles, aunque ya sea jueves. Aquí estoy, con mi ejemplar y cervantino equipo. Cuando Pedro Ojeda, en junio, nos señaló las "Novelas ejemplares" como lectura para octubre, fui a mis estanterías y sólo encontré una pobretona edición de Sopena. 

¿Dónde compraría yo este libro? Ni un mal comentario, mal papel oscurecido por el tiempo y letra no apta para vista cansada. Bueno, la edición es de 1974, todavía tiene el precio, setenta pesetas, marcado a lápiz. Tampoco se podía pedir más por el equivalente de poco más de un euro. 

Como no me servía para leer a gusto, tomé el camino de la librería para comprar algo mejor. El librero me aconsejó una edición de Vicens Vives, de la colección "Clásicos Hispanos", con un estudio de Antonio Rey Hazas. Así sí, fue una de mis lecturas del verano y disfruté mucho, especialmente con Cipión y Berganza, los perros del coloquio. Pero no incluía "El licenciado Vidriera" y encontré otra que lo hiciera: Castalia 2001. Entre uno y otro volumen, completé mi lectura de las "Novelas ejemplares". 

Ahora comienzo la entrada y, como siempre, tengo que volver a leer, al menos parcialmente. Recordé que los libros de Cátedra tienen buenos comentarios que siempre ayudan. Me llevé prestados los dos volúmenes de las "Novelas ejemplares", editados por Harry Sieber, de la biblioteca de mi centro. Comienzo con "El licenciado Vidriera".



"Paseándose dos caballeros estudiantes por las riberas de Tormes..."

¡No, María Ángeles! No te saltes el prólogo, no amputemos los textos, como nos advierte nuestro profesor Pedro Ojeda. Nada de "En un lugar de la Mancha" sino "Desocupado lector". 

Así que leo:

"Quisiera yo, si fuera posible, lector amantísimo, excusarme de escribir este prólogo, porque no me fue también con el que puse en mi Don Quijote, que quedase con ganas de segundar con éste...". 

Escribo y no me gusta. 

Pero, de pronto, me viene una idea a la cabeza, ya está. Sueño un diálogo entre Lope de Vega y el llamado Alonso Fernández de Avellaneda. Están indignados, ante el prólogo de las "Novelas Ejemplares".

-¿Pero ha visto, don Alonso, o como se llame su merced, lo que escribe Cervantes en el prólogo de esas novelas suyas a la italiana, esas a las que titula como ejemplares?

-Sí,  no ha de extrañarse voacé, recuerde el impertinente tono personal que se gastaba el manco de Lepanto, en el prólogo de su don Quijote. Y si aquí es amantísimo lector, allí era "desocupado lector". Yo, yo y yo: "no he podido yo contravenir al orden de naturaleza...Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de Don Quijote..."

-¡Cuánta soberbia encerrada en falsa modestia! Y se pregunta, para que le regalen los oídos los tontos que babean con su hidalgo majadero, qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio suyo sino la historia de "un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno". 

-Tiene razón, don Félix, nunca otro imaginara la historia de un loco cuerdo. Y aún dicen que "los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran". 

- ¡Cuánto disparate, amigo Alonso! ¡Y no tiene empacho en escribir que fueron las incomodidades de la cárcel las que engendraron a su don Quijote! Y ahora, después de un loco que alancea los molinos de viento, nos viene con otro que se cree de vidrio y teme quebrarse. 

-Una carga de artillería irónica lleva el pronombre personal. Y comienza, el muy cretino, excusándose de escribir este prólogo: "si fuera posible, amantísimo lector".Mas lo de retratarse él mismo, físicamente y con la pluma, a falta de grabado, clama al cielo. ¿Nadie quiso grabar su imagen con el buril?

 -No, ciertamente. Y se queja de un amigo que bien pudo grabarle y esculpirle en la primera hoja desde libro y lo tuvo fácil: "pues le diera mi retrato el famoso don Juan de Jaúrigui". ¡Para esos menesteres está Jaúrigui, para retratos a don Miguel! 



-¡Excelentes los que acompañan a sus obras, don Lope! Bien orlados y con sus latines, propio de estos tiempos tan icónicos. ¿Y qué me dice voacé de los de don Mateo Alemán? Pero sigamos con el bueno de Cervantes...



-Asegura que hubiera satisfecho su"ambición" y la curiosidad de los lectores, al ver qué "rostro y talle tiene" el autor de "tantas invenciones". Vamos con el retrato:

"Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada..."

¿Nariz encorvada? Nos dice mucho de su linaje. Lo de los ojos alegres es verdad,  a pesar de que ya no cumple los sesenta y seis.

-"...las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro...los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos porque no tienen correspondencia los unos con los otros..."

Lo de la barba de plata suena bien; mas lo de los seis dientes bailando...eso no acostumbra a verse en las imágenes pintadas. 

-Tal vez nos esté dando una lección del valor de la palabra, don Lope. A continuación diz del cuerpo ni grande ni pequeño, "la color viva, antes blanca que morena, algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies...".  ¡Un lisiado! 

-En lugar de darnos una imagen ennoblecedora, insiste en lo que apunta a la vejez y a sus limitaciones. Está ironizando sobre sí mismo. ¿Qué pretende con esto? ¿Una parodia? ¿De quién? ¿De quiénes? 

-No le deis vueltas, don Lope. Siga vuesa merced con la lectura. 

-Desentrañemos su arcano sentido: "este que digo que es el rostro del autor de la Galatea y de don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje al Parnaso...y otras obras que andan por ahí descarriadas, y quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra". 

La Galatea,  a pesar de ser el género de moda, no le dio dinero ni fama. Sé que su hermana Magdalena se vio obligada a empeñar unas piezas de paño. 



Los tres mil endecasílabos del Viaje del Parnaso, qué camino más largo, me incluye a mí entre los verdaderos poetas que embarcan e incluso me rescata, el que mejor queda es Góngora; aunque quiere quedar bien con todos. En cuanto a don Quijote, ya sabes, Alonso, lo que pienso.



-Soldado y cautivo, perdió la mano izquierda en la batalla de Lepanto, herida fea pero que él tiene por muy hermosa "por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos", "militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra..." Este don Miguel se reafirma como persona y como personaje. Y, como escritor, no se muestra como lisiado.


Lepanto (El Veronés)

Y, como se quedó sin figura, ha de valerse por su pico. Y se dirige al "lector amable" para advertirle que de sus novelas de ahora no podrá hacer pepitoria. ¿Será que no tienen alones ni pescuezos como el guiso en cuestión?



-No, sino que "los requiebros amorosos que en algunas hallarás, son tan honestos y tan medidos con la razón, que no podrán mover a mal pensamiento al descuidado o cuidadoso que las leyere". Las ha llamado ejemplares porque de todas se puede sacar ejemplo provechoso; pero no es ese su intento sino que cada uno se entretenga como desee, sin daño para el alma ni para el cuerpo. El afligido espíritu ha de encontrar descanso en horas de recreación, "que no siempre se está en los templos".

Alamedas, fuentes, jardines, para este efecto se cultivan, al igual que sus novelas. Y que mis comedias, todo hay que decirlo. Confío en que no falten a ellas por entretenerse con las novelas tan honestísimas y ejemplarísimas que acaba de publicar don Miguel. 

-Honestísimas, que si alguna indujera a quien las leyera a un mal pensamiento, dice que antes se cortara la mano con que las escribió. Mira, Cervantes, que sólo te queda una. 



-Otra vez remacha el clavo de la vejez. "Mi edad no está ya para burlarse con la otra vida, que al cincuenta y cinco de los años gano por nueve más y por la mano". Muy católico se muestra, por los años y por el Santo Oficio. 

-Y vuelve a reafirmarse en su orgullo de escritor. El primero que noveló en lengua castellana, que las muchas novelas que andan por ahí son traducidas de lenguas extranjeras.

"Y estas son mías propias, no imitadas ni hurtadas; mi ingenio las engendró y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa".  

-Se dirige personalísimamente al lector: "si la vida no me deja, te ofrezco los trabajos de Persiles...y primero verás,y con brevedad dilatadas, las hazañas de don Quijote y donaires de Sancho Panza, y luego las Semanas del Jardín".  




Del jardín no sé nada, pero de las nuevas aventuras de don Quijote y Sancho, creo que te traes algo entre manos. ¿Verdad, don Alonso Fernández de Avellaneda?

-Así es, don Lope de Vega, escondo un as en la manga. Cervantes escribirá otro buen prólogo. 

...

Así lo soñé. El tal Avellaneda hará que Cervantes escriba un Quijote aún mejor. De eso ya hablamos en su momento. Ahora tocan las "Novelas Ejemplares".

Comentaremos "El licenciado Vidriera". Y "El coloquio de los perros".

Un abrazo de:

María Ángeles Merino


Enlace utilizado:


http://laacequia.blogspot.com.es/2006/11/de-prlogos-y-marcos.html

http://laacequia.blogspot.com.es/search/label/Novelas%20ejemplares

http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/10/aih_10_1_068.pdf

http://leemoselquijote.blogspot.com.es/2015/03/en-una-venta-mal-abastecida-don-quijote.html

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cerv/46859842215026273022202/p0000002.htm#I_5_
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2014/11/el-quijote-un-homenaje-al-proceso-de.html

http://www.academia.edu/4222422/El_pr%C3%B3logo_a_las_Novelas_ejemplares._Un_elogio_de_lo_inacabado