lunes, 21 de abril de 2008

En un lugar de la Mancha


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha muchotiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua,rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero,salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas losviernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las trespartes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas develludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días deentresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa unaama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte,y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba lapodadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era decomplexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigode la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada,que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben;aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender que se llamabaQuejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narracióndél no se salga un punto de la verdad.

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Voy por la cuarta lectura del Quijote. Siempre encuentro algo nuevo.Por eso, me ha hecho mucha ilusión que la mosca se acuerde del mismo, en versión bohemia.
Aconsejo su lectura, a partir de cierta edad...

Mosca Cojonera dijo...

¡¡Qué bien te ha quedado la traducción!! ¡¡Ni que hablaras checo!

Anónimo dijo...

Soy-una-abejita-políglotaaaaaa
Ssssssssss